Si usted tiene la mala suerte de contraer una enfermedad grave y de vivir en la Comunidad Valenciana, puede darse por muerto, ya que como el tratamiento farmacológico seguro que es de los caros, la Conselleria de Sanidad obliga a su especialista a decirle que la relación coste/eficacia no es aceptable, por lo que no se lo administrarán. A Antonio Martínez le diagnosticaron fibrosis pulmonar idopática hace unos meses, vive conectado al oxígeno y ha tenido que escuchar cómo tres especialistas tratan de convencerle de que no merece un tratamiento que sí se sigue dando a pacientes con su misma enfermedad que tuvieron la desgracia de contraerla antes. Antonio tiene el triste mérito de ser uno de los primeros a quienes se les deniega el remedio. El coste, en su caso, es de 2.500 euros al mes. La eficacia, permitirle prolongar su vida, que, de no recibir tratamiento, podría acabar en dos años. El conseller logarítmico de Sanidad, Manuel Llombart, opta por facilitar el tránsito a la otra vida y no asistir a quien lo necesita de manera vital. Si a él le aplicáramos el coste/eficacia, no debería estar ya en el cargo.