El desafortunado espectáculo que los socialistas ofrecimos en el pasado pleno del Ayuntamiento de Alicante del día 26 de marzo, uno más, donde dos de los concejales del grupo municipal socialista abandonaron el pleno con la excusa de no romper la disciplina del grupo, necesita dos explicaciones. Una por parte de los dos que se levantaron y se fueron sonriendo. Y otra de los que se quedaron a debatir y votar la moción que había presentado Izquierda Unida.

De la primera, no tengo nada que decir. Pero de la segunda sí, porque en la reunión de grupo donde se debatió la oportunidad de votar esa moción a favor o en contra, ya advertí que esa moción era ilegal en algunos de sus términos y que nosotros no debíamos votarla a favor, a menos de que se corrigiera su redacción. A los dos compañeros que manifestaban su voto a favor les pedí personalmente que asistiesen a la reunión de la Comisión Ejecutiva de esa misma tarde donde se debatiría la posición del grupo municipal y defendiesen allí su postura, por si estábamos todos los demás equivocados. En esa ejecutiva extraordinaria se debatió ese punto, coincidiendo conmigo en la ilegalidad de algunos de sus términos, decidiendo por unanimidad que la posición del voto de nuestro grupo municipal debía ser contraria a la moción de IU. Los dos concejales de nuestro grupo que estaban a favor de la moción de IU no asistieron.

Al día siguiente, sin manifestar cuáles eran sus intenciones en una reunión previa al pleno, no advirtieron que cuando llegara la votación abandonarían su asiento. No se respetó la decisión de la mayoría de los compañeros y se rompió, una vez más, la norma de que cuando no se gobierna y se está en la oposición, el gobierno es el partido. Por si alguien aún tiene dudas, una moción redactada en términos similares fue votada en contra por el grupo socialista en las Cortes Generales. Sin fisuras de ningún tipo.

Recuerdo que en una ocasión, cuando mi hija empezaba a leer y escribir con cuatro o cinco años, de eso hace más de veinticinco, me acompañó al kiosco de prensa a comprar el periódico. Era un jueves. Yo tenía por costumbre comprarle todos los viernes un pequeño cuento para leer y colorear. Me pidió que se lo comprase. Le manifesté que no, que no era viernes, que era jueves y, por lo tanto, sería al día siguiente cuando tendría el cuento. Es de todos conocido el empeño y la obstinación de los niños cuando no consiguen lo que quieren, son vendedores natos.

Imagínese el lector el camino de vuelta a casa. Cuando llegamos ya había agotado durante el trayecto todos mis argumentos. Como prueba final del día que era, se me ocurrió ponerle el periódico ante los ojos y le dije enfadado que me leyera la fecha. Leyó jueves, como era lógico. Debo reconocer el éxito de mi ocurrencia. Pero tan sólo fue momentáneo. Dejé el periódico en la mesa y me puse en otros quehaceres domésticos. Empezada a dar por olvidado el asunto, cuando al rato apareció la niña con el diario y me dijo: "Papá, lee la fecha". Ante mi sorpresa había tachado jueves con un boli y, con letra temblorosa, había puesto encima "viernes". De aquello aprendí algo que me ha servido siempre en política y también en la vida: una cosa es lo que uno cree y otra la realidad. Al día siguiente, viernes, llevé sumo cuidado en comprarle su cuento ilustrado. Mi hija hace muchos años que aceptó la realidad. Hoy escribe posiblemente mejor que yo y seguro que lleva su agenda profesional con mayor celo que yo la mía.

Si nuestros compañeros de corporación municipal de IU gobernasen, se darían cuenta de que en la lucha entre las creencias y la realidad, gana siempre la realidad. Mantenerse en lo contrario es una irresponsabilidad, excusada únicamente por no haber gobernado, por no tener perspectiva de hacerlo o por otros motivos que dejo a discernimiento del lector. Pedir que el Ayuntamiento declare unilateralmente un impago de la deuda, o simplemente una mora, es no saber de gobierno, de gestión o de compromiso. Lo mismo que no se puede pedir que el Ayuntamiento cobre el impuesto del IBI en función de la renta. Al ciudadano hay que facilitarle los trámites. Además el IBI grava el valor del suelo y de la construcción del inmueble, que es obvio que ya es progresivo por ese motivo. En todo caso se podría pedir que el Ayuntamiento bajase el tipo que la Ley le permite aplicar al Ayuntamiento sobre el valor catastral. Pero si lo hacemos en función de la renta, tenemos que pensar que se darán casos injustos, como dos personas de igual renta, una que viva en El Pla y otra en Maisonnave: ¿por qué tienen que pagar lo mismo de IBI? Es mucho más solidario y efectivo ampliar los plazos de dos a cuatro o seis para poder pagar el IBI.

Con respecto a las tasas, por ejemplo la de basuras, otro despropósito de esa moción es que pide que se pague en función de la renta, mezclando churras con merinas, impuestos y tasas. Tenemos grandes injusticias en este tema en nuestra ciudad, me constan como ciertos. Sería mejor y mucho más fácil para todos si la moción pidiese que no pagase más por la tasa de basuras una casa de Juan XXIII, que una casa en la Rambla, como sucede ahora. O que los vecinos de Los Ángeles no paguen como los de El Cabo, cosa que también ocurre. Lo que tendría que pedirse en la moción es una actualización de la clasificación de las calles. Pero eso no lo pide la moción de IU.

Otra más: no entiendo qué significa el término "auditoría ciudadana". Eso no tiene figura legal. Otra cosa es que se hubiera pedido que la inspección de Hacienda hubiera hecho una auditoría del Ayuntamiento, que seguro que habría funcionarios voluntarios que la harían gratis. Eso puede ser real y legal. Lo demás sólo se entiende, como les dijeron en el pleno, por un brindis al sol. Una irresponsabilidad que se hace sin ninguna reflexión seria y por puro populismo. Siempre he dicho que en política no se debe hacer ninguna pregunta que no se sepa la respuesta, ni dar ningún paso si no se saben los siguientes. Los pasos siguientes, caso de tener que aplicar esta moción, serían desastrosos.

Hasta aquí algunos ejemplos. Bastan. La moción de IU tiene más acuerdos de ese estilo que nosotros no aprobaríamos. Por lo tanto, lo lógico es no apoyarla, como han hecho los demás grupos políticos municipales. Muchas veces me pregunto contra quién se dirige verdaderamente este tipo de mociones, si contra el equipo de gobierno o contra nosotros. Por eso no entiendo que haya compañeros que no lo vean así de claro, a menos que sus intereses no coincidan con los de nuestro partido, llevándoles su petulancia incluso a no aceptar una votación democrática.

A veces, quien más tiene que callar, más grita. Pero por encima de esos gritos tenemos que decir que el PSOE no es un partido marginal, aunque algunos pretendan llevarnos a esa posición. Es un partido con vocación y responsabilidad de gobierno. Tarde o temprano gobernará el Ayuntamiento. Eso es seguro. Pero eso es otra historia, que decidirá la libre voluntad de los electores en su momento. Nosotros nos debemos a ellos y a nadie más.