Dice una cita famosa que uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. A esta frase se le puede añadir que en el caso de los políticos uno termina siendo rehén de sus críticas. Eso es lo que le está ocurriendo a la alcaldesa, Mercedes Alonso, que si hace cinco años lanzaba duras acusaciones contra el equipo de gobierno del entonces alcalde socialista, Alejandro Soler, por un nombramiento de análoga naturaleza al que acaba de rubricar, ahora incluye dentro de sus cargos de confianza al que fuera estrecho colaborador de Diego Maciá en sus tiempos de regidor. Pero esta designación no sorprende a quien ha seguido la trayectoria de Juan Caballero desde que Soler lo marcara como hombre maldito. Desde ese mismo momento tanto él como su mujer, Mari Ángeles Avilés, proscrita para los socialistas desde antes que dejara la Concejalía de Hacienda y resituada en la actualidad en la planta noble de la Alcaldía, se vieron "obligados" a acercarse a las filas populares, donde hicieron campaña de manera muy activa. Llama la atención, sin embargo, que en época de recortes, de reducción de plantillas y de austeridad en el gasto, se incluya esta nueva designación como funcionario de empleo de una persona que había alcanzado el puesto de coordinador de gestión de Limpieza, hace escasos meses, aunque en realidad desde el mismo día de la proclamación de la alcaldesa, no hay momento trascendente en el que no esté Juan Caballero presente.