Anadie se le escapa que la situación económica que se registra a nivel general es muy delicada, y que las arcas municipales, agobiadas además por los impagos de otras administraciones, no pueden escapar a esa realidad.

El gobierno municipal resultante de las últimas elecciones se ha encontrado con un auténtico papelón, dado que está teniendo que hacer encajes de bolillos para poder atender sus obligaciones y prestar los servicios básicos a los ciudadanos. De ahí que resulte lógico que se revisen todos los gastos y se intente ahorrar allá por donde sea posible.

Sin embargo, en el caso concreto del autobús se tendrá que hilar muy fino para que los recortes no terminen siendo contraproducentes y acaben convirtiéndose en un obstáculo para las políticas que deben disminuir el uso del coche particular y la contaminación.