¿Es el de la marca un tema recurrente, de esos a los que echamos mano cuando no tenemos otra cosa de la que hablar? No. No es ese el caso. Lo que ocurre es que cuando se toca este punto -como cualquier otro-, se emiten juicios y hasta podríamos decir, se pontifica, si los que tenemos otras ideas sobre el asunto permanecemos callados, contribuimos a dar como ciertas las teorías expuestas y no contestadas. Pues yo no quiero que esto ocurra sobre este tema de las marcas turísticas y, por eso, para aportar mi opinión a este antiguo debate y, sobre todo, para no dar por buenas algunas opiniones con las que no coincido es por lo que, una vez más, me decido a atacar esto tan traído y llevado de la marca turística.

A la queja emitida desde Benidorm sobre que la marca "Costa Blanca" aparezca siempre emparejada con "Alicante", es decir, que siempre haya que citar "Costa Blanca-Alicante" aunque nos refiramos a otros destinos turísticos de la provincia y no se añada la marca "Benidorm" -o la de cualquier otro lugar- cuando no nos referimos explícitamente a la ciudad de Alicante; o sea que aunque se esté publicitando un producto turístico de Torrevieja (pongo por caso) la marca que se reproduzca gráficamente sea -repito- "Costa Blanca-Alicante"; ante esta queja "benidormera", la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante ha salido al paso manejando una serie de argumentaciones. Ha dicho esta asociación que "el término Alicante es intrínseco a la marca, vinculando y definiendo el ámbito geográfico real del litoral de nuestra provincia". E, invistiéndose de una facultad "fedataria" que nadie le ha otorgado, ha añadido que "históricamente la Costa Blanca ha comunicado a través de todos los medios la capitalidad de la ciudad de Alicante".

¡Ele! A partir de ahora ya sabemos que Santa Pola, Calpe, Denia, y los demás municipios costeros de la provincia no reflejan la realidad del litoral provincial. Y que el principal argumento para sustentar este hecho se basa en que queda acreditado que la capital de la provincia es Alicante.

Vamos a ver, ¿estamos hablando de turismo? La de las marcas a que nos referimos, ¿es una cuestión comercial? Si esto es así, ¿a qué Santo viene lo de las capitalidades político-administrativas? ¿Cuál sería la opinión de la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante ante el hipotético caso de que el Gobierno Español cuando promocione la marca España lo hiciera concretando el mensaje sobre Madrid por ser la capital de España? Y, ¿qué dirían si la Generalitat Valenciana a la palmerita le añadiera el nombre de Valencia basándose en que esta es la indiscutible capital de la Comunitat Valenciana? Habría que oírles. Las denuncias del agravio, la exigencia de rectificación y hasta la petición de indemnizaciones por daños y perjuicios se escucharían -con razón- hasta en el otro lado del mar.

Así que para no perder completamente el norte y para mantener unas mínimas dosis de racionalidad, creo que se impone dar un elemental repasito -uno más- al tema de las marcas turísticas. Pues bien, podríamos iniciar esta tarea, recordando algo tan básico como que las marcas se clasifican en dos apartados: "marca-destino" y "marca-paraguas". Cada modalidad con un específico cometido en la comercialización de nuestra oferta turística, procurando que, para obtener su mayor grado de eficiencia, no se entremezclen las funciones y que cada una de ellas se identifique y se dedique a la misión que tiene encomendada remando en la misma dirección, sin contrarrestarse mutuamente, ejerciendo su "roll" particular en las tareas que le son propias y para las que se encuentre mejor dotada.

La "marca-destino" posee unas peculiaridades de consumo y venta que se comparten en todo su ámbito de aplicación, se identifica con el producto o destino concreto que alguien compra, hasta el extremo que podríamos decir que comparte un mismo mercado y goza de identidad y suficiente homogeneidad productiva y comercial. Es aquello que citamos por su nombre para identificarlo.

En cambio, la "marca-paraguas", por lo general, comprende un territorio mayor en el que se ubican varios destinos que aunque comparten algunos rasgos complementarios se distinguen claramente entre si, se diferencian en aspectos reales y comerciales. La "marca-paraguas" tiene como función cobijar a todos ellos, facilitar su complementación, liderar sus marcas y transportar su comunicación a donde estas por si mismo no podrían alcanzar. La "marca-paraguas" tiene como objeto ayudar y reforzar la imagen de las "marcas destino", pero nunca su función puede ser la de competir con ellas.

Así pues, la marca Costa Blanca está en disposición de elegir una de las dos opciones existentes: servir de "marca-paraguas" apoyando y reforzando las posibles "marcas-destino" de la provincia de Alicante o asociarse con una sola de ellas compitiendo con las demás. Pero, quede claro que si se decanta por esto último habrá optado por dejar de ser la "marca-paraguas" del turismo de toda la provincia de Alicante.

Pero, ¿por qué someterlo al criterio de los hoteleros de Alicante? Debería ser la propia Diputación la que expresara su vocación en el asunto que nos ocupa. Sería clarificante conocer cuál es su visión del tema, cuáles son sus planes; porque, la verdad, las diputaciones provinciales no andan muy sobradas de argumentos para defender su existencia en unos momentos en los que se imponen podas y adelgazamientos de la administración y deberían aclararnos si piensan seguir discurriendo con todo el sector por estos caminos del turismo o si algunos tienen que caminar solos. Bueno, solos tampoco, cada uno con su "marca-destino".