A la preocupación e incertidumbre por estar enfermos, las personas que acuden a Urgencias del Hospital General de Alicante han de sumar en estos días la indignidad que supone que se les ubique en camas en los pasillos. Hacía cinco años que se había erradicado una práctica como ésta, que atenta contra el derecho de los pacientes a ser atendidos en las debidas condiciones, así como añade estrés a los profesionales que deberían trabajar de manera óptima en un área de máxima sensibilidad en un hospital, como es la de Urgencias. El regreso de las camas a los pasillos demuestra que la sanidad funciona en estos momentos, debido a los rectores del Consell, como un globo: si se presiona en un punto, el aire se desplaza y crea una figura amorfa. Sanidad decidió cerrar el área de preingreso en el Hospital General, para ahorrar dinero, y las camas con enfermos han florecido a la menor oportunidad en los pasillos. La realidad es siempre tozuda y se impone.