Esta contundente y acertada frase que utilizo hoy como título figuraba en el estado de mi amiga Esther Tovarich en el facebook el pasado jueves, tras el último asesinato machista en España (al menos hasta el momento en que escribo estas líneas). Llegamos casi al medio centenar de asesinadas por sus parejas o exparejas este año y no hay revuelo ni en las calles ni en las instituciones por ello ¿Se imaginan la que se hubiera armado de haber sido ETA la autora de estos crímenes? Sólo encuentro indiferencia generalizada ante tanta violencia contra las mujeres ¿Acaso alguien se ha enterado que anteayer fue el día internacional contra la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual? Pues son más de 40 millones (¡40 millones!) de mujeres en el mundo las que sufren esta lacra que no sólo se ignora, sino que se consiente e, incluso, se pretende legitimar con su legalización. Eso también es violencia de género. Acepto la invitación que Emilia Caballero hace en su facebook: pido a los partidos políticos que en su programa electoral para los próximos comicios se comprometan a abolir la prostitución. Y no sólo eso. Pido su compromiso activo, real y efectivo por la igualdad de mujeres y hombres, pues solo combatiendo la desigualdad existente en nuestra sociedad en todos los ámbitos se puede erradicar su manifestación más brutal: la violencia de género.

Ya sé que no es, precisamente, un clamor social la demanda de igualdad y que en muchas ocasiones no se va más allá de la mera corrección política y, a veces, ni eso. Ya sé que la violencia de género no es, precisamente, una preocupación de la sociedad según las encuestas. Sin embargo, no creo que mucha gente comparta la postura de esa empresa que considera que su empleado sólo tiene derecho a la conciliación de su vida familiar y laboral si su mujer está imposibilitada de hacerse cargo de los niños. Eso pone al descubierto la arraigada vigencia de los estereotipos masculino y femenino y es ésta, precisamente, la tierra apta para la violencia de género. El abono para que crezca tiene numerosas fuentes suministradoras. Una de ellas esta semana ha sido la sociedad española de ginecología y obstetricia, en cuya revista se han publicado unas viñetas absolutamente denigrantes para las mujeres y cuyo autor es un ginecólogo. El director de dicha sociedad, al preguntarle sobre ello, ha afirmado con amplia sonrisa que "no es para tanto". Así pensará mucha gente, que no es para tanto, ante tantas y tantas señales de desigualdad, mientras la indiferencia nos cose a puñaladas. Simbólicas o reales, pero puñaladas, al fin y al cabo.