Cabeceando, como un burro, circulaba el coche por Caballero de Rodas, "chapiteles arriba, chapiteles abajo", (léase cojones o claronchos) por aquello de "bachesico viene, bachesico va". Al ritmo de los vaivenes, cavilaba sobre los secretos a voces del equipo de gobierno municipal del PP en Torrevieja. Pensaba en el transporte escolar, gratuito hasta ahora y cuyo pago afectará a centenares de familias, después de haber hecho creer a las gentes de este pueblo durante mucho tiempo que le regalaban las cosas, cuando en realidad los estaban esquilmando. Eso sí, contentándole con las migajas del suculento pastel devorado insaciablemente por quienes tenían mando en plaza. Al llegar las vacas flacas no saben cómo poner paños calientes, por dónde salir, ni cómo decir que el personal debe rascarse el bolsillo cuando hace sólo unos pocos meses prometían el oro y el moro.

En algo sí ha cambiado: las formas. En general, son otras, pero debe cambiar el fondo. Al equipo de gobierno, a pesar de estar muy requetebién pagado, pues en esto realmente somos pioneros y no en otras cosas como predican, no se les puede pedir milagros en esta crisis, pero si claridad meridiana a la hora de apretar el cinturón a los demás. La medida destinada a poner precio al transporte se tomó el 2 de agosto por decreto del delegado de Trasportes, proponiendo no renovar el contrato con la concesionaria, "en defensa de los intereses generales del municipio". Tan sólo tres meses antes el entonces delegado de Educación reclamaba su prórroga por considerarla "necesaria".

Un toro que no es una perica en dulce. La lidia de este toro "rebotao", similar al "Ratón", le ha caído en suerte al concejal Daniel Plaza, con fina cintura y buen cartel por su tarea al frente del deporte e, incluso, con las APA's, pues con ellas se ha relacionado muchas veces. El edil para salir de esta corrida mediante una faena de aliño dispone de un mozo de espadas, funcionario, competente, fiel, eficaz, discreto y de larga experiencia. Se le ve mala "gaña" al futuro de la Educación. Dos colegios están pendientes de remodelación La Inmaculada y Acequión. Del último sí quedará algo cuando empiecen las obras. A ellos hay que añadir otros dos en barracones y, encima, Torrevieja continúa siendo un coto cerrado para centros privados o concertados. Sólamente existe uno, religioso con total respaldo municipal cuyo transporte escolar cuesta 75 euros. Cada cual que piense lo que quiera, pero mientras se le sigan poniendo puertas al campo, los padres que pueden permitirse económicamente proporcionar una educación laica sus hijos o se sacrifican por escolarizarlos en un privado o concertado deben llevárselos fuera del término municipal. Lo dicho, carreterita, carreterita.