Uequipo internacional compuesto por científicos ingleses, japoneses y portugueses, con la colaboración de expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha descubierto en una cueva del Mediterráneo que, 150.000 años atrás, el h0mbre de Neandertal ya se hacía sus mariscadas. Recalcar de este modo en el tiempo transcurrido desde que la gran mayoría de mortales no nos tomamos una tiene un pelín de mala leche. Lo que se había descubierto hasta la presente, tras los trabajos realizados en el yacimiento sudafricano de Pinnacle Point, es que el Homo Sapiens se ponía ciego siendo una de las razones por la que se le atribuyó un desarrollo social y cultural superior al de otras especies. Pero estas nuevas pruebas constatan cómo se orientaba ya el personal unos cuantos miles de años antes. Habrá que ver cuando, dentro de 150.000 años estudien las mariscadas que nos pegábamos en el ciclo actual después del nivelazo de vida alcanzado, cuántos especialistas sobreviven a los resultados y si la sobredosis de ensaladas y de pollo detectadas en sus pobladores no provoca que también ellos pierdan el rumbo al no entender semejante evolución. El Neandertal sí que sabía montárselo. Primero -no estoy contándoles ninguna trola, diez años contempla el trabajito porque hay gente p´a tó- llevaban a cabo una selección del producto y, si se decantaban por mejillones, lo hacían por los de mayor tamaño. Y así con toda la gama. En algunos casos los comían crudos, lo cual provocaría que a los investigadores japoneses los ojos le hiciesen chiribitas. Se sabe que los fracturaban de una forma peculiar por el lado más delgado para poder abrir la concha y, en muchas ocasiones, los calentaban para cocerlos. La superioridad intelectual que se les concede viene dada por las propiedades del marisco, que contiene una serie de oligoelementos favorecedores del desarrollo cerebral. Ahora queda descubrir dónde van a parar los oligoelementos en esos prebostes que siguen sin fallar a las mariscadas.