Fui a ver la película "No habrá paz para los malvados" y no me gustó nada. Venía precedida de muchos parabienes y bendiciones de críticos con los que coincido a menudo, pero ya ven: me pasó lo mismo con "Balada triste de trompeta", de mi admirado, a veces, Álex de la Iglesia, una historia con humor de golpe y porrazo, como los clásicos del cine mudo americano, pero sin su desarmante y cruda sencillez, es decir más tortuosa y pedante. El autor de la película de ahora mismo, Enrique Urbizu, dirigió un thriller muy logrado -"La caja 507"- que protagonizó un José Coronado convincente hasta el desasosiego. Además de ser el guionista de "La novena puerta" de Polansky, poca broma.

Decía el bueno de Vicente Magro, presidente de la Audiencia de Alicante, que "ningún juez admite la injerencia política". ¿Se imaginan a un periodista o a un crítico de cine diciendo algo parecido? Dilo tú que a mí me da risa. En realidad, el oficio de crítico sólo es cómodo cuando el autor lleva un par de siglos muerto o se edita o proyecta a más de cinco mil quilómetros de distancia. Y aún así, hay víctimas colaterales. Para evitarlas o reducirlas, esos seres humanos llamados críticos han inventado varios resortes: el elogio desmesurado es, con mucho, el más generoso, pero hay otros como la verdad parcial -fijarse en las gracias y cerrar los ojos a los yerros- o el lenguaje crucigramesco que logra, a duras penas, esconder la verdadera impresión bajo una tonelada de recursos procedentes de la criptografía entendida como forma de urbanidad. O de hipocresía.

Me paso. Quiero decir que no me gustó la composición del personaje principal, ese vaquero de Anganzuela que dispara mejor y más rápido que Billy the Kid cuando lleva en el cuerpo tanto alcohol que hasta Lucky Luke se caería del caballo. Este personaje me parece fallido y si sufre alguna evolución o si es consciente o no de la duplicidad moral de sus acciones, nos quedamos sin saberlo, porque nadie nos lo dice ni se da a entender. Como contar lo que tú ves es una tarea del periodista, hoy ya he cumplido.