Recibí por Facebook un aviso de mi primo, se trataba de un entrevista a la consejera Figar de Madrid, posible ministra de Educación con Rajoy. El programa lo dirigía Losantos, lo que ya es bastante, y, entre otros, estaba el periodista Cuesta, Carlos de nombre, creo, haciendo gala de disparates Tea Party cada vez que hablaba. Ante tan complaciente cohorte, la consejera, nuevamente embarazada e igualmente bella, resultaba moderada. Pero allí se repitieron algunos errores graves o malintencionados que trataban de indisponer a la opinión pública con los profesores.

Destacaban que los docentes se negaban a realizar dos horas más de trabajo, a pesar del horario cuasi de rentista del que gozan, pasando de 18 a 20 horas de clase con alumnos, como si ese fuera el asunto principal de la protesta. Ninguno reparó en que muchos hacen más sin cobrar por ello porque dedican horas extras, aparte las de obligado cumplimiento, a labores de dirección, fomento de lectura o teatro, recuperación de clases, ayuda a alumnos con problemas, actividades extraescolares, cursos de reciclaje, etcétera. Insisto, además de las que les corresponden se esfuerzan fuera de su horario en mejorar la educación de nuestros hijos por simple vocación, pero sólo nos acordamos de sus vacaciones interminables, nunca de cuando tenemos a los de tecnología reparando averías, colocando proyectores fijos o mejorando, por la cara, el sonido de los medios audiovisuales. Y sí, hay, como en todos los sitios, vagos, amargados, de vuelta e incompetentes, pero faltan menos a clase que sus señorías al Congreso o el Senado y van a los centros sin escolta ni chofer ni coche blindado, aunque a muchos les pinchen las ruedas o les amenacen padres e hijos, cuando no les zurran directamente.

Decía la consejera Figar, con absoluta impropiedad y altanería, que esa medida pretende ahorrar interinos, entendiendo por ello aquellos profesores que no han aprobado la oposición, que por tanto no son funcionarios y que no han demostrado un nivel de capacitación suficiente. Bien, o usted miente o usted ignora. La gran mayoría de los "interinos" son profesores que han aprobado varias veces la oposición, pero no han obtenido plaza en propiedad, debiendo seguir en la incertidumbre año tras año y compaginando la inestabilidad profesional con la vida familiar y la preparación crónica de oposiciones. Por seguir con mi primo, profesor de educación física: ha aprobado cinco veces las susodichas, una de ellas con una nota de 9,375 y sigue de interino, porque no da la talla. Un respeto.

También nos habla de los colegios concertados, que salen mucho más baratos que los públicos, como si con ello quisiese demostrar la eficiencia de la iniciativa privada frente a la ineficacia pública. Oiga, pues no. Si uno lleva a los niños a un colegio concertado verá con pasmo la cantidad de derramas, gabelas y corretajes que se le exigen con cualquier pretexto, muchos de los cuales son para servicios que una vez pagados por cada familia valdrían para todos, pero que se cobran por cada niño, y a precios en absoluto de mercado. Eso sin olvidar que el concierto es una medida para salvar a los colegios "eficientes" de una muerte segura y con un coste enmascarado con todo tipo de artificios. Sumando todo, los números son otros y pocos resisten la prueba del algodón del mercado al que ustedes apelan siempre como un mantra.

Tras los concertados, los privados modélicos y la libertad de elección, se esconde una apuesta decidida por una enseñanza con fuerte tendencia religiosa, con educación para la ciudadanía desde infantil en forma de adoctrinamiento y se camufla con el disfraz de la excelencia, cuando los profesores de la privada, en muchos casos, cuentan con menos currículo que los de la pública y no pasan, en su mayoría, oposiciones año tras año sin encontrar plaza a pesar de haber logrado calificaciones casi de 10. ¿Esa nota no es excelencia? Es responsabilidad suya que jóvenes con semejante preparación tengan que estar de la Ceca a la Meca con el despilfarro de talento que ello supone. Sin entrar en la discriminación, denunciada muchas veces, que supone el rechazo que en los centros concertados se practica con los niños inmigrantes, marginales o con problemas de aprendizaje, que derivan en su mayoría a la pública creando problemas de disciplina, integración y organización, lo que supone un menor rendimiento general y un sobreesfuerzo para los docentes. Comparemos en igualdad de medios, con ventaja no, salvo que reconozcamos que apostamos por la selva y renunciemos al principio, que creía sagrado, de igualdad de oportunidades.

Y esto lo dicen con retintín y desvergüenza unos tertulianos y una consejera que desconocen que en Educación Física utilizamos libros, si lo considera el profesor, porque los contenidos van más allá de la gimnasia sueca que a alguno le impartió un antiguo mando de falange al grito de un -dos, un -dos. Aunque se llenan la boca hablando de la necesidad de aumentar el respeto por el profesor, son los primeros que destilan un profundo desprecio por su labor y estatus. Olvidan que Aznar nos congeló los sueldos y no tomó medidas en época de bonanza para equipararnos al resto de la sociedad, que el año pasado nos rebajaron el sueldo y ahora deciden recortar recursos (más niños en clase, menos profesores, más horas, menos material, más barracones...) y aumentar horarios para dejar tirados a muchos profesores con oposiciones aprobadas con notas de excelencia que, encima, llaman interinos porque no han acreditado su competencia según Aguirre a través de Figar. No quiero recordar, que antes de cualquier recorte cobrábamos menos de lo que por titulación nos corresponde en el cuerpo de funcionarios. O sea, que todo no son ventajas.

Y les apoya usted querido padre o madre que añora el colegio porque no sabe qué hacer con su hijo y quiere que me ocupe yo de 35, alguno de los cuales desconoce por completo la menor norma de urbanidad, cortesía o educación porque han sido incapaces de trasmitírsela. Con ello apoya las tesis de unos políticos, como Esperanza, que estudiaron en colegios de élite gracias a su fortuna y que hacen lo mismo con sus cachorros agrandando la frontera entre unos y otros. Reflexionen, que no es por trabajar dos horas más. Quizá con unos planes educativos más sensatos, sin tanta opcional ni tanta gaita estaríamos hablando de otra cosa. ¿Si Europa es el espejo, por qué esta apuesta por la enseñanza pública y el PP no?