En los últimos tiempos hemos tenido en Alicante una epidemia de parados VIP. Todo comenzó en Óscar Esplá, con el cínico desembarco de directivos de alto nivel en el ERE de la CAM, propagándose hasta la cercana calle de la Estación, donde el anterior inquilino de la Diputación, el todavía presidente provincial de los populares, optó igualmente por acogerse al subsidio de desempleo tras verse ninguneado por su alcaldesa. Sin duda, la solicitud fue un insulto a esa ingente cantidad de parados de larga duración que no tienen derecho a prestación alguna, una afrenta para quienes siguen buscando desesperadamente empleo, para los que tienen que emigrar para poder trabajar, o para esas miríadas de jóvenes que no encuentran empleo. Hacer cola en el paro no ha sido más que un espectáculo mediático, escenificación de un cabreo, pose de relegado por el poder consistorial, llamada de atención al nuevo jefe en Valencia.

Surtió efecto, Alicante, a partir de hoy, tiene un parado menos, aunque sea VIP. El nuevo Molt Honorable, Fabra "el bueno", no ha hecho oído sordos, en evitación de escándalos le ha buscado un nuevo empleo al ya ex concejal Ripoll, que como imputado tenía negada su presencia en listas de las generales. La gran agencia de colocación que es su partido, le ha encontrado un nuevo puesto de trabajo a su medida: Autoridad Portuaria. La ciudad no importa, sometida de nuevo a los más que probables enfrentamientos entre Ayuntamiento y Puerto, entre Castedo y Ripoll. Cargo público con cargo, sin redundancia, al erario público. Algunos van de subsidio en subsidio, les pone el dinero público. Son perennes subvencionados.

Desesperante rutina de los partidos políticos que aplacan berrinches con dinero ajeno. Pagando impuestos para mejor vida de nuestra clase política. Ripoll es el claro ejemplo del político profesional, no hay otro norte en su brújula: Ayuntamiento, Consell, Diputación y ahora Autoridad Portuaria. Qué importa si el ungido está imputado en cinco delitos, qué importa que mantenga enemistad declarada con la actual alcaldesa y no se lleve con su sucesora en la Diputación y la mitad de su partido. El Puerto de Alicante en manos de quien no dudó un instante en traicionar a sus propios en la extinta CAM, provocando un escándalo a nivel nacional. El Puerto de Alicante bajo la tutela de quien ha demostrado tener más mano izquierda con sus adversarios políticos que con sus correligionarios.

Ortiz de enhorabuena, un amigo al cuidado de su yate. Los vecinos, amén de la ciudad de Alicante, perjudicados, pero eso no parece importar a los populares si así cicatrizan alguna herida. Prepárense a ver de asesor cultural del Puerto al insigne concejal de Torremanzanas Pedro Romero, a De la Vega como biólogo de cámara de la autoridad portuaria, a Jiménez de directora de infraestructuras portuarias, a Mazón, cuando Garrigós abandone la Cámara de Comercio, de delegado de cruceros y naves de recreo y posiblemente a Luis Castillo intentando recuperar la marca Obras del Puerto con sueldo de asesor deportivo. Son discípulos aventajados de Juan Palomo, ellos se lo guisan y ellos se lo comen. La cuadratura del círculo al servicio del nepotismo, de la estación al Puerto sin solución de continuidad. Los organigramas resisten cualquier reestructuración y optimización de la estructura institucional y de dirección. Desde cualquier malecón observaremos atentamente cuántos marineros de agua dulce atracan en la nueva dotación portuaria. Por las troneras de babor y estribor se divisan los cañones apuntando al consistorio, en el puente el nuevo comandante oteando la ciudad.