Pensar, y sobre todo en público, donde queda constancia de que existes, siempre ha sido una pedagogía peligrosa. Un maestro o una maestra, si además piensa, es gente de cuidado. Por ejemplo: en la guerrea civil española se ha escrito que fueron fusilados más del 60% de ese colectivo; ah, y sin mojarse, que Franco, como saben, iba bajo palio. Aquí mismo, un director cambió a un maestro de destino tras diecisiete años impecables porque según le dijo: "tus alumnos piensan demasiado". Y más: hace unos meses una ex concejala del Ayuntamiento de Orihuela recogía firmas para que expulsaran a ese mismo maestro, esta vez por pensar en público. Bueno, en algo hemos avanzado: que no es lo mismo expulsar que fusilar. Y es que afortunadamente los tiempos cambian (o eso dicen) que es una modernidad.

Pero aunque las cosas las cambie el tiempo o el tonto/a de turno, para lo que llaman "grandes decisiones políticas" (palabras en franca decadencia) siempre hay un vándalo al que le toca justificar los medios con los que pretenden conseguir ese fin, sea aquel o aquella de Castilla la Mancha, de Madrid o de Valencia. Y como "no hay pan para tanto chorizo", aprovechando que la crisis tiene excusa, los mismos maestros y maestras que hasta ayer eran imprescindibles para mejorar la calidad de la enseñanza, ahora los echan al paro por miles como solución a la crisis; que lo prioritario, como siempre ocurre, es cambiar todo lo que afecta a los ciudadanos para que nada, de todo lo que afecta a la "clase" política, y me refiero a sus privilegios de "clase", cambie.

¿Pero cómo, en un plis plas, se llega a conclusiones contrarias a las que sesudos analistas pedagógicos tardaron años y años y las consideran la única posibilidad de futuro? Pues muy sencillo. El PP ha visto la luz durante dos legislaturas, dos, y ciego, que es lo que a uno le pasa cuando ve la luz durante demasiado tiempo, pensando en el pueblo, claro, se ha preguntado: si la educación no es directamente proporcional al éxito, (y ha puesto ejemplos de empresarios como el de las basuras u otros políticos como Belén Esteban, Ripoll, Chanos, la Lorente, la Pepa, etc.), ¿para qué tanto maestro/a? Y tras la respuesta, y siempre pensando en cómo salir de la crisis, claro, el PP se ha dicho: para que el asunto de la CAM (o todos de rositas) pueda repetirse en un futuro inmediato, en homenaje a los faraones que para eso somos tierra mítica, para que puedan seguir existiendo esos cementerios de elefantes que son las diputaciones, además de las administraciones locales, autonómicas, nacionales, europeas y las de carácter mundial, incluso, es más, para que Televisión Valenciana, esa ruina absoluta, pueda seguir emitiendo sus famosos cuatro canales, nou, noudos, nou24, que siempre hay un valenciano en la luna, y nou a la carta o canal internacional, que siempre hay un valenciano en el Himalaya, es decir, para el autobombo y para que la vida les siga igual, hay que recortar en educación; palabra que carga el diablo y luego a la gente le da por preguntar: ¿dónde está el dinero (matarile) que canal nou empleó en la visita del Papa?

Ver la luz trae estas cosas. Y si el PP ha visto la luz, ya lo dice el refranero: cuando al PP le da por pensar, (¡peligro!) pon tus derechos a remojar. Y aprovechando que Benedicto XVI nos invitó a reflexionar, días después de esa ilustre visita, la Sra. De Cospedal, La Sra. Esperanza y el Muy Honorable, entre otros, han reflexionado: si para los creyentes, la muerte es una forma de ver la luz y además es inevitable, ¿para qué desesperarla? ¡Eureka! Y en el mismo paquete de "recortes en la educación" (con perdón), nos pegan otro hachazo a sanidad, que en la Comunidad Valenciana es una costumbre porque hace tiempo que construimos infraestructuras para "despegar" de la crisis. ¿O para qué creen ustedes que nos han hecho un aeropuerto en Castellón que ni tiene aviones ni se les espera? Pues para eso, para salir de la crisis, para ver la luz al final del túnel. Y es que para viajar al más allá, que son los futuros viajes del IMSERSO que nos han pensado estos "salva patrias", no hace falta aviones, recortando y recortando en sanidad llegaremos a ver la luz, (del último día), ¡aleluya, aleluya!.