Cuentan en Orihuela que aquí los tiempos los marca la Virgen de Monserrate y, hasta que no se celebra su festividad, la ciudad vive en un duermevela, como anestesiada por el calor del verano. Ese día está ahora al caer y suponemos que a partir de ese momento el PP saldrá de su letargo, su cabeza de lista, Mónica Lorente, comenzará a mover el árbol y no tendrá la tentación de dar un salto en el vacío para centrarse en las elecciones del otoño, para reivindicarse desde su cómodo asiento en la Diputación, desdeñando la labor de oposición en el Ayuntamiento que su partido ha gobernado durante un cuarto de siglo y que el equipo de gobierno ha puesto en mes y medio a caer de un burro, día sí y día también.

Triste es comprobar cómo van sucediéndose las acusaciones de PSOE, LV y CLR-CLARO por cómo se ha gobernado Orihuela, las prebendas que había y las corruptelas que se permitían, sin que los populares hayan demostrado poco más en su defensa que el saber encajar muy bien los golpes, como si la cosa no fuera con ellos. Probablemente pensarán: "Es verano y aún no es la Virgen de Monserrate".¿Han sabido asumir que ya no gobiernan y son oposición?, probablemente no y lo demuestra la poca capacidad de trabajo que han tenido desde ese fatídico 22-M en el que un triste puñado de votos -no más de 30- les quitó la mayoría absoluta. Y digo que les faltaba y les falta capacidad de sacrificio sólo recordando que el 11-J, el día que se constituyó la nueva Corporación, el discurso que leyó la candidata, el único que se había preparado, era para ser la regidora, no la cabeza de lista de la oposición. Ni en ese momento se le pasaba por su cabeza no ocupar la Alcaldía.

Desde entonces -y sólo hay que acudir a los plenos- se ha visto que no están preparados aún para ser oposición porque el alcalde, Monserrate Guillén, los vapulea, empezando por la propia Lorente. Él sólo y sin necesidad de nadie. Y el PP, cuanto más tiempo tarde en darse cuenta de que tiene que trabajar, y mucho, peor le irá. Y el problema que tiene es que si en la anterior legislatura tenía un equipo de concejales más preocupado de mantenerse que de gestionar, del actual no se sabe nada porque los tres peones que se han pasado el verano sosteniendo el cuchitril en el que han sido alojados por el equipo de gobierno -la venganza se sirve en plato frío, porque allí estaba antes Los Verdes- no le aportan nada nuevo. Son los tres concejales claves del anterior equipo, probablemente los que más trabajaban y a los que más se les veía pero, no nos equivoquemos, ahora son la oposición y el ciudadano querrá algo nuevo.

Y, ¿por qué no se mueve nada dentro del PP?, ¿por qué es una balsa de aceite? Probablemente porque quienes controlaban y controlan el partido desde hace 25 años, esas familias que metieron a funcionarios de conserjes que terminaron cobrando sobresueldos por organizar los saraos del Ayuntamiento, con facturas de móviles de 600 euros cargados al erario público y con gruesos gastos de minibares de hotel, no saben aún qué hacer. Hay quien ya habla de nuevas alianzas de las poderosas familias de la derecha oriolana que se volverán a reencontrar porque en Valencia todos callan y dejarán hacer. Y Fabra, dicen, sólo les ha dicho que no quiere follones y él, a cambio, no se meterá de puertas adentro.

Los errores y las disputas internas dentro del propio PP, con sucesivas escisiones que se han ido produciendo durante estos años, son los que han llevado a la actual situación que se podría calificar de histriónica: Una ciudad en la que cerca del 65% de vecinos vota a la derecha se encuentra en manos de un partido ecologista. Y, lo que es peor, les han dado una poderosa herramienta a Los Verdes, al PSOE y a CLR (CLARO no juega esta guerra): les ha dejado abrir las ventanas del Ayuntamiento y airearlo. Ahora, los oriolanos, hasta los del PP, se están dando cuenta de que sus calles tienen luz, abren el grifo y sale agua y no es por obra y gracia del PP, sino de la oposición y de un alcalde que tiene una gran virtud: atiende en su despacho a todo el vecino que se lo pide.

Ahora bien, esta idílica situación actual del "Yo ahora mando" con la que gobiernan los tres partidos -juntos, pero no revueltos- se acabará algún día. No se puede estar viviendo siempre de lo mal que lo ha hecho el PP; es cierto, hay que contarlo y todo, pero también hay que gestionar y vender. Y ahí, probablemente, vendrán los grandes errores. Hay dos gallos en este corral que no se entienden -Antonia Moreno y Pedro Mancebo- y a más o menos tardar se irán conociendo sus disputas, que las hubo, las hay y las habrá. De su capacidad para soportarse dependerá en buena medida esta aventura que hoy comparten.

Pero creo que sólo hay que esperar a los próximos presupuestos, que deben comenzar ya a elaborarse, para ver quién de los dos está dispuesto a ceder porque saben que se están jugando su futuro y el de sus partidos. Y, a diferencia de Lorente, a la que sólo se le pedía una gran obra en la legislatura -¿la hizo?- los que gobiernan ahora son tres y todos querrán dejar su sello.