La violencia machista es un fenómeno creciente en España. Según las estadísticas, cada semana muere una mujer en España, y a veces más, víctimas de la violencia de género.

De esta agresividad a las mujeres no se libran ni los "hogares cristianos". El análisis de los datos del año pasado arroja una conclusión preocupante: las víctimas son cada vez más jóvenes, y los violentos también. Esto significa que las jóvenes generaciones no están mejor formadas ni mejor concienciadas que las mayores. De ahí la necesidad de tomar una postura más comprometida y educadora frente a este fenómenos de la violencia doméstica.

La postura de la iglesia es clara: en los más de 70 centros de orientación familiar (COF), vinculados a la Iglesia, se ofrece una atención psicológica adecuada y una terapia familiar profesionalizada para poner el remedio eficaz a este fenómeno de violencia.

Según las declaraciones del vicepresidente económico de la Conferencia Episcopal Española, Fernando Giménez, son más de 6.000 las mujeres violentadas, que son atendidas por organismos católicos al año.

La Secretaria Técnica del Instituto Universitario de la Familia de Comillas, Ana Berástegui, dice que "la violencia contra las mujeres preocupa a la iglesia y las Caritas diocesanas, las Parroquias, las Órdenes religiosas, como los Trinitarios, las Oblatas y las Adoratrices, están muy volcados todos ellos en combatir cualquier tipo de agresión contra las mujeres.

Hace falta que todos los cristianos, no sólo las instituciones eclesiásticas, tomen una postura decidida y manifestada contra la violencia de género, y eliminen de su mentalidad toda idea u acción que siga fomentando el tradicional patriarcado, que tanto daño ha hecho y sigue haciendo a la sociedad.