Es difícil no poner el foco en algo y pretender que se le dé la importancia justa, entre otras cosas porque a ver cómo establecemos lo justo de lo injusto. De las votaciones del domingo vamos sabiendo que el PP, que arrasó de norte a sur, está enfadado porque La 1 hizo un trabajo sesgado, manipulando a más no poder, luchando contra la evidencia de la victoria, una vergüenza que el Partido Popular, que allá donde gobierna pelea brioso por medios públicos independientes como Canal 9, Telemadrid o la de Murcia, no está dispuesto a aceptar. Traduzco. Aún no están en el Gobierno central, pero desde ya hay que ir preparando, y haciendo del engaño una verdad sin fisuras, para dar el cambiazo y no sólo al símbolo -Ana Pastor, Pepa Bueno- sino al espíritu de esta época de gloria excepcional, que representa Fran Llorente. Teatralizan enfados con mucho sentido.

También hemos sabido, y afirmo que he visto el vídeo en estado de shock porque hay cosas que uno no entiende ni soporta, que Maite Huertas, candidata del PP en Alfás del Pi, trató de impedir que una mujer en silla de ruedas votara. ¿Razón? Que la chica de protección civil que la acompañaba cogió el sobre de la mujer para dárselo al presidente de la mesa. No vota, no vota, no vota, que lo has tocado, repetía fuera de sí la candidata, que se convirtió de golpe en autoridad hasta que una vocal le recordó que esa decisión era del presidente de la mesa. La escena es más desasosegante cuando uno la ve. Uno se queda perplejo. Al final, la señora en silla de ruedas votó, pero porque ante todos cogió del montón una nueva papeleta, la metió en el sobre, y sin que nadie lo tocara se lo da al presidente. Insisto. Detalles. Pero en la misma dirección son tendencia.