Sólo falta, aunque quizá lo haya hecho ya para no ser menos que los directivos de cajas y bancos, que el Fondo Monetario Internacional envíe por valija urgente su apoyo a los que estos días ocupan plazas y calles mostrando su indignación contra, entre otros, cajas y bancos, y partidos políticos, y el FMI. Por lo pronto, para que no haya duda del grado de miseria moral, los grandes y medianos partidos, como la noche del miércoles vimos en Cuatro que hacía Rodrigo Borgia como papa Alejandro VI, que mientras se tiraba a Julia Farnesio murmuraba perdones al Altísimo, convencido de que los obtendría, han salido a la carrera para apoyar a los indignados. Estos días, junto al sumario de toda la vida, se ha colocado, y cada vez en mejores puestos de salida, esa protesta convocada al margen de sindicatos y partidos, y hasta se hacen conexiones en directo.

Es decir, medios de comunicación, respetados líderes de opinión, cabezas visibles de los partidos políticos, y por qué no, directores generales de emporios financieros, atacados de golpe por la incipiente primavera revolucionaria, se agarran a la pancarta, se unen a las reivindicaciones como si las reivindicaciones no fueran contra ellos, y todos felices. Es la mejor manera de devaluar la protesta, haciéndola suya los que la han provocado, como cuando el político corrupto, cínico y audaz, firma contra la corrupción con sonrisa de plomo.

Trayendo la historia a esta columna, es lo que tan requetebién hace Telecinco con el magma podrido que genera, aprovechar hasta la última gota de mierda, reciclarlo sin cesar, exprimir tanto la caca que al envolverla en papel brillante hay quien cae en la trampa y se olvida de que Paolo Vasile es un sabio manipulador de cuescos.