El pasado martes, día 10, asistí en el Palacio de Colomina a la presentación del Plan+Familia, un plan social sin precedentes impulsado por las familias numerosas para beneficiar a las familias con más hijos y en el que se han implicado las principales empresas de nuestro país. Y es que las empresas españolas poco a poco van asumiendo su papel en la urgente tarea de conciliar su actividad con la familia.

Según el Informe de la OCDE Doing Better for Families, publicado el pasado 27 de abril, facilitar la conciliación entre familia y trabajo tiene muchas ventajas también para las empresas: permite una mayor motivación de los empleados, reduce la rotación y el absentismo laboral, atrae más a futuros empleados, reduce el estrés laboral y aumenta la satisfacción y productividad de los trabajadores. Hasta ahora, las empresas suelen ofrecer la posibilidad de trabajar media jornada, pero elegir los horarios de entrada y salida o el teletrabajo son todavía soluciones poco frecuentes.

Hoy todos sabemos que tienen escasa incidencia en la ayuda a las familias las prestaciones de una sola vez por nacimiento, como el cheque-bebé impulsado en Australia desde 2004 o en Rusia en 2007, o el que se implantó en España al final de la pasada legislatura y que fue retirado posteriormente dentro de las medidas anticrisis.

Otras políticas que han demostrado ser más efectivas son las que persiguen un mayor equilibrio entre hombres y mujeres en el tiempo dedicado al hogar. Este factor reduce los condicionamientos familiares para que una mujer pueda desarrollar una carrera laboral en condiciones sin renunciar a tener hijos.

La incorporación gradual de las mujeres al mercado laboral remunerado es una de las razones por las que ha disminuido ostensiblemente el tiempo que invierten en el hogar. A mayor tasa de empleo femenino, menos tiempo dedican las mujeres al trabajo no remunerado. Parte de ese tiempo que las mujeres ya no emplean en el hogar lo compensan los hombres. A pesar de ello el desequilibrio es evidente: los hombres que más se centran en las tareas del hogar (daneses) dedican menos tiempo que las mujeres menos ocupadas por los trabajos domésticos (noruegas).

A las familias en España les resulta difícil conciliar el trabajo con la vida familiar, lo que hace que tanto las tasas de empleo femenino como el índice de fecundidad (1,4 hijos por mujer) sean de los más bajos en comparación con el resto de países. A pesar de que el empleo femenino ha aumentado notablemente en España -ha crecido del 32,5% en 1995 al 53,5% en 2009-, se encuentra todavía por debajo de la media de la OCDE (59,6%).

Todos nosotros somos conscientes como la dificultad de encontrar trabajo y el deseo de asentarse laboralmente antes de formar una familia han retrasado la edad media del primer embarazo hasta los 30 años, provocando que haya más hogares sin niños y que las familias sean más reducidas.

Urge acrecentar -tanto en España como en la Comunidad Valenciana- el gasto público en prestaciones familiares, que con un 1,6% del PIB en 2007 continúa situándose por debajo del promedio de la OCDE de 2,2%.