He encendido velas a los santos de mi devoción para que me consuelen y auxilien durante las tribulaciones que habré de pasar, quiéralo o no, a medida que tantos picos de oro políticos echen su lengua a pacer para masacrar el idioma y contagiarnos su virus jergático y argótico mientras tratan de convencernos de que su opción es la que debemos votar en las elecciones venideras, es la que mola, es la chuli, es la guay, la pipa. A esta cárcel de papel he de traerlos, pues me hallarán vigilante de sus barbaridades gramaticales, de sus disparates léxicos, de su analfabetismo funcional si lo detectare. He dicho.

Una de las modas que a buen seguro van a adoptar es la de impedir que sujeto y verbo concuerden cuando aquel vaya pospuesto y en plural. Me explico. Todo hablante español debería saber que "Pepa y Paco llegaron a casa" es un enunciado gramaticalmente correcto, pero que incorrecto sería decir o escribir "Pepa y Paco llega a casa", con el verbo en singular. Da igual que pongamos "Pepa y Paco" detrás del verbo: "Llegaron Pepa y Paco" está bien, pero estaría mal "Llega Pepa y Paco", por no cumplir la regla que exige la "concordancia obligada de persona y de número con el verbo", el matrimonio entre ambos. Sólo da la lengua cabida a una muy bonita excepción, por así decirlo, cuando queremos resaltar a uno de los miembros del sujeto. Es sabido que no significan lo mismo "Vienen Pepa y Paco" que "Viene Pepa, y PacoÉ", con su coma antes de la conjunción e incluso con sus puntos suspensivos para señalarnos que la llegada de Paco algo inquietante trae consigo. De poco tiempo a esta parte, no hay manera de que se cumpla esta tan elemental regla en boca o pluma de ciertos personajes públicos y abundantes periodistas o escritores. Leo en la sección "El acento" (lunes, 28 de marzo) de El País: "sólo así se entiende las desesperadas reacciones del vicepresidente autonómico" y no el esperable "entienden". En igual fecha y en las páginas de deportes del mismo diario encuentro este titular puesto en boca de Fernando Alonso: "Al Ferrari le falta rapidez y competitividad". No, señor: al Ferrari parecen faltarle dos cosas, por lo que el verbo debe ser "faltan" y no "falta". Leo un jueves al columnista David Trueba: "En el debate participará un psiquiatra forense y un criminólogo, oficios que todosÉ". ¿No es "participarán" acaso? En otro periódico: "Cuando se maneja esos asuntosÉ". En una entrevista al dietista de moda Pierre Dukan: "La importancia que para nosotros tiene la proteína y la verdura es básica", cuando debe ser "tienen", en plural, en tercera persona de plural. Me topo con unas declaraciones de Mourinho: "Ahora tengo más ganas todavía de continuar en el Madrid por lo que significa el club y esta camiseta". ¿Dónde habrá dejado tan aspaventoso e irritado míster su cuaderno de concordancia gramatical para perpetrar "significa" en vez de "significan"? Ya ven ustedes: errores subsanables en la educación primaria, que mucho me temo vayan a adoptar tantos políticos, atentos siempre a fagocitar cualquier nueva majadería lingüística.

¿Quiero decir, entonces, que en los periódicos se escribe mal, no se sabe concordar? Muy al contrario: en los periódicos leo a diario y con fruición excelentes informaciones y magníficas columnas en recto español. En los periódicos cometemos errores a veces, pero si ustedes quieren ver de verdad el infierno en directo, quieren ver dónde tiene su asiento todo horror idiomático, asómense a los blogs de internet y que Dios los coja confesados y bien extremaunciados.