Sale mucho en la tele la muy liberal, culta (¿será verdad que le encantaba la escritora Sara Mago?) y hooligan del Tea Party y de Aznar, Doña Esperanza Aguirre, que a día de hoy aún ostenta, creo, el título de la mejor calzada de España, distinción que le concedió la Fundación del Museo del Calzado de Elda.

¿Zapatos o botas? Las botas se las pusieron con el caso Gürtel para viajar con gastos pagados, subir al Jaguar ¿adquirido? o mostrarlas ostentosamente poniendo los pies encima de la mesa viendo la final de la Copa de Rey en el plasma regalado, a la vez que comprobaban con avidez el incremento de sus saldos.

Aquí en esta Comunidad también se pusieron las botas y combinaban adecuadamente con los bolsos Vuitton y Loewe, los relojes Hublot y Frank Muller y los trajes italianos; eran útiles para trasladarse a Mercalicante, acelerar el Infiniti e incluso evitar pisar la basura del caso Brugal.

Son muy cómodas las botas, ya en los sesenta lo cantaba Nancy Sinatra, "están hechas para caminar", aunque más de uno bien calzado hizo bueno aquello de "toma el dinero y corre" evocando la primera película de Woody Allen, también de los míticos años sesenta.