De pronto, comenzó la campaña electoral. Los partidos han salido a la calle a pegar carteles, a dar mítines, a encontrarse con los viandantes y visitar los mercados y mercadillos de la ciudad, es decir, lo de siempre. Una novedad de la campaña es la irrupción de las redes sociales como vehículo de comunicación de los mensajes y eventos. Es razonable que se produzca esa adaptación a los tiempos que corren para realizar la campaña. Sin embargo, nos encontramos ante un proceso electoral que se aleja de lo deseable.

La crisis económica ha hecho virar la atención ciudadana hacia problemas acuciantes que han evaporado el escenario municipal. El paro, la hipoteca, el déficit, los rescates, entre otros temas de naturaleza económica, han desplazado las cuestiones que hasta hace unos pocos años centraban el debate local. Parece que a la generalidad de la ciudadanía preocupa menos el urbanismo o la memoria histórica, de hecho, hace unos días un amigo de la infancia me recordaba, no sin indignación, que en Alicante sigue habiendo calles y plazas que homenajean el totalitarismo, como es el caso de la División Azul, y que nada se dice ni se hace al respecto.

Es cierto que la situación económica y sus consecuencias han golpeado duramente el ánimo ciudadano, pero no debemos olvidar que la solución no se encuentra exclusivamente en el ámbito nacional, sino que desde las ciudades se pueden hacer políticas que permitan ubicar a sus ciudadanos en la mejor posición para afrontar la crisis y salir reforzados de ella. Si bien, la campaña hasta ahora no está aportando nada distinto a los mensajes que se lanzan desde la esfera nacional. La gestión de un Ayuntamiento puede resultar determinante en términos económicos, puesto que puede orquestar un plan de inversiones de naturaleza privada, así como coordinar la puesta en marcha de numerosas iniciativas empresariales estratégicas, con la consiguiente creación de puestos de trabajo, puede establecer las dotaciones públicas necesarias para favorecer el progreso del conjunto de la población, dispone de los instrumentos para la cohesión social, en definitiva, nuestro entorno local es más importante para nuestra vida cotidiana que lo que está demostrando la presente campaña electoral.

Difícilmente se ganan unas elecciones locales con mensajes de última hora, la campaña de unos comicios municipales es la más dura, pues es la que se hace día a día desde que comienza la legislatura. Los últimos quince días no pueden encumbrar a ningún candidato.

Así las cosas, al margen del contenido de los programas electorales, el partido más favorecido es el que gobierna, puesto que es el que ha tenido la oportunidad de estar más en relación con los ciudadanos. Este hecho no se le escapa a los dirigentes de los partidos, por lo que algunos estarán pensando en el 23M.