Cuando el PP perdió la alcaldía de Benidorm por la traición hasta cierto punto previsible del tránsfuga Bañuls, mi pronóstico sobre las siguientes elecciones municipales se inclinaba a favor de los socialistas. Y si bien al poco tiempo lo dudé, porque como rezan los viejos proverbios morales mal futuro le avecina a quien con la traición se alía, no tardé en ratificarme en mi primera impresión al constatar que Agustín Navarro llevaba a cabo una política de consolidación eficaz. Volvió a asaltarme la duda cuando el hoy alcalde fue cuestionado por algunos prebostes del socialismo. Si no hubiera sido por esto, todas mis apuestas habrían cursado entonces a favor del señor Navarro. En esta tesitura tiene lugar la decisión de Gema Amor de presentarse a las elecciones encabezando la lista de otro partido político. No voy a entrar a valorar las razones personales que hayan motivado la misma, pero sí diré que el margen de maniobra del Partido Popular, una vez descartada la candidatura avalada por la ejecutiva local presidida por Amor y confirmada por el contrario la del anterior alcalde Pérez Fenoll, era muy pequeño. Mantener dos gallos en el mismo gallinero enfrentándose entre sí habría dado lugar a que antes o después uno de los dos galleara más de la cuenta con la inevitable fractura del grupo municipal. Y aunque no tenga nada que ver esta situación a la protagonizada por Bañuls, el resultado sería prácticamente el mismo, una espada de Damocles sobrevolando, día tras día, la estabilidad del gobierno municipal.

La única posibilidad de solución debía radicarse, en mi opinión, en otro ámbito de responsabilidades, decisión esta que debía partir del partido y no de la propia Amor, pero bien porque en este momento no pudiera concretarse esa opción o por cualquier otra circunstancia distinta, lo cierto es que todo lo que ahora mismo pueda decirse no son más que meras conjeturas. A partir de aquí se ha escrito mucho sobre las consecuencias de este episodio en los próximos comicios. ¿Perderá votos el PP? ¿Tendrá Gema Amor la llave de la Alcaldía? Analicemos la cuestión. Agustín Navarro superó con nota el hándicap que supuso la forma de acceder a la Alcaldía, incluso ha salido hasta cierto punto airoso de las últimas cesiones a que se ha visto condicionado por Bañuls. En cuanto a los dos antiguos compañeros de partido, Amor y Pérez Fenoll, pienso que los dos gozan de una buena imagen. La del primero se resintió en su día al haberse focalizado en su persona, probablemente en exceso, la pérdida de la vara de mando. Pero he de decir a su favor, sin mayor valor que el anejo a las impresiones fugaces, que la única vez que le he visto en persona me ha transmitido una sensación de afabilidad, condición sin duda positiva frente a la de tantos que al aproximarte a ellos parecen parapetarse tras una luna de escaparate. Nos encontramos en definitiva en una encrucijada de traiciones e intereses creados cuyo desenlace es una interrogante a la que someramente nos vamos a referir.

Por una parte, Bañuls ha impuesto como candidata a concejal a la que dicen es su secretaria. Por otra, es casi seguro que Gema Amor obtenga alguna concejalía. En el primero de los supuestos lo natural sería que una vez la secretaria de Bañuls obtuviera su acta de concejal, se desvinculara totalmente de su mentor. La lealtad a su grupo así lo exige y cuanto antes lo dejara claro mejor para ella y para todos. En cuanto a Gema Amor, si estuviera en su mano la clave del gobierno municipal, el único pacto que puedo vislumbrar ahora mismo es con los socialistas. Y, por supuesto, el alcalde Agustín Navarro.

Dicen que dos mil quinientos votos otorgan dos concejalías. ¿Sería posible que los obtuviera Gema Amor? Tengo mis dudas. Ahora bien, ¿serían determinantes? En cuanto al PSPV habrá que ver los efectos negativos que para las expectativas de Agustín Navarro han causado los titubeos mencionados de hace meses y los últimos protagonizados por Jorge Alarte sobre la eliminación de los tránsfugas en las listas municipales. El ciudadano busca seguridad y las indecisiones de última hora pasan factura. En cuanto al PP, mi valoración es que la imagen de Pérez Fenoll ha salido fortalecida de esta última crisis. En fin, la incógnita de Benidorm se resolverá el 22 de mayo.