Si no he contado mal, es la cuarta vez que se emite la serie documental Ciudades para el siglo XXI. Podemos verla a diario, a media tarde. Sus entregas son espectaculares. Los guiones de Nel Escudero saben combinar el publirreportaje con alguna que otra verdad del barquero. Si tienen que decir que Sevilla se sabe presumida, con todo lo que ello implica, o que el monumento a Gustavo Adolfo Bécquer en la capital hispalense es una birria, pues se dice, pero sin que nadie se pueda molestar. Porque cuando el que lo cuenta Richard del Olmo, con esa voz, quién puede enfadarse.

Siempre me extrañó que tratándose de una serie tan extensa, cuyo periodo de producción se dilató por espacio de una década, Alicante y las ciudades de su provincia quedasen al margen del proyecto. Desconozco si se llevaron a cabo gestiones al respecto, pero desde el punto de vista del espectador fiel, fuese por dejadez de los agentes turísticos locales, fuese por prioridades del equipo de producción, la ausencia de nuestra provincia, cien por cien turística, parece desafortunada.

Tanto de la capital, Alicante, como de alguna de sus principales ciudades, podrían haberse filmado espléndidos reportajes. Vigo, Jerez, Mérida, Cartagena o Terrassa, sin ser capitales de provincia, los tuvieron. Alcoy, Benidorm, Orihuela o Elche no. En Ciudades para el siglo XXI hubiesen salido guapas, guapas. Porque ese era el trato entre la producción y los Ayuntamientos. Que se retratasen así. Que se maquillasen hasta lucir espléndidas. Todo esto fue antes de la crisis. Creo que se perdió una gran oportunidad.