El sábado "Informe semanal" se hizo esperar. Qué raro se hizo ver a la hora del Telediario la señal del Canal 24 Horas. Qué raro se hizo ver a Lara Siscar dar las noticias en La 1 cuando debía comparecer Marcos López. Media hora más tarde de lo habitual, "Informe semanal" llegó dándolo todo, sumando a los cuatro reportajes habituales una coda final en la que Vicente Romero recordó a Ernesto Sábato. A la pulcritud del tratamiento dado a la remontada del turismo en Canarias, a la visita a Crakovia en vísperas de la beatificación de Juan Pablo II y a la boda real británica, crónica en la que no faltó el testimonio de la pintoresca coleccionista de objetos de la realeza que ha convertido su casa en museo, hubo que añadir el reportaje conmemorativo del Día del Libro. Ese que, con la firma de Juan Antonio Tirado, marcó la diferencia. Decir Juan Antonio Tirado es citar la quintaesencia del reporterismo bien hecho, una voz que a estas alturas resulta como de la familia. Pero sobre todo decir Tirado es tanto como definir el trabajo cercano, amable, de alguien que disfruta haciéndolo y logra contagiar de esa vida al espectador. Porque "La noche de los libros" reportaje también fue una fiesta. Si el escritor Rafael Reig contaba cómo sintió la piel de gallina al leer a los diecisiete años "Fortunata y Jacinta", nosotros podemos parafrasearle confesando cómo en esta pieza de diez minutos también cupo la emoción. Desde la solemnidad de Trapiello ("la vida es atención; la literatura es estar atento") a la genialidad de Juan Carlos Ortega, equilibrista de las ondas, cuya llamada a la Asociación de Críticos en busca del libro perfecto fue tan antológica como la del mejor Gila. Televisión de gourmet.