El Hércules parece condenado a regresar por la vía rápida a Segunda División con los mismos protagonistas con los que el pasado 19 de junio festejaba su ascenso a la élite. Calatayud, Abraham Paz, Juanra, Paco Peña, Tiago Gomes, Sendoa Aguirre, Kiko Femenía... todos ellos formaban parte ayer de la alineación conformada por un Miroslav Djukic al que los tres meses que pasará en Alicante le curtirán mucho más de lo que él hubiera pensado. ¿Qué hay de Piet Velthuizen, Momo Sarr, Olivier Thomert o Cristian Pulhac? ¿Y de Royston Drenthe y David Trezeguet? ¿Quién está legitimado a echarle en cara a Sendoa que no supera a Caballero con toda la portería a su favor? ¿Y a Juanra Cabrero que Rondón le coma la tostada en un centro lateral? Estos dos últimos profesionales, en el ocaso de su carrera deportiva, se vacían en cada partido, no faltan a un entrenamiento, dan la cara cuando los demás la esconden. Va siendo hora de que en este Hércules cada cual asuma su cuota de responsabilidad. Si Juanra y Sendoa son titulares en el trascendental encuentro por la permanencia... ¿dónde está el internacional Momo Sarr? ¿y el espigado Thomert? ¿y el mediático Drenthe? ¿qué hay del campeón del mundo Trezeguet? Lo peor no es que no estén, es que tampoco se les espera. Todavía resuena en la conciencia de muchos herculanos el empeño personal de Enrique Ortiz en que Drenthe acabara la temporada en el Hércules cuando la Juventus suspiraba por él en el mercado de enero. Ahora, a sólo cuatro partidos para que acabe la temporada, algunos futbolistas del Hércules ya se han quitado la careta y lo que hay detrás no debe sorprender a nadie. Alguien deberá pagar la cuenta de los destrozos causados en el vestuario por jugadores que ya cuentan las semanas para marcharse de Alicante. Entretanto, algunos se consuelan cargando las tintas contra un tal Undiano Mallenco, quien ayer se cubrió de gloria en La Rosaleda. Pero no es menos cierto que Fritzler nunca debió realizar una entrada como la que hizo sobre Rondón cuando ya tiene en su zurrón una amarilla. Ahora, con la Santa Faz a la vuelta de la esquina, no queda otro camino que repetirse una y mil veces que ganando los cuatro choques que restan, la permanencia será una realidad. Ya habrá tiempo de ajustar cuentas por los numerosos errores cometidos.