"Negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho" decía el popular escritor de ciencia ficción y bioquímico, Isaac Asimov (1920-1992).

Elena Salgado, vicepresidenta económica del Gobierno, revisó recientemente las previsiones sobre la tasa de desempleo, y no para mejorarlas. De nuevo observamos que la visión de la situación por parte de nuestros dirigentes no se corresponde con la realidad. "Percepción distorsionada de la realidad" que diría eufemísticamente el personaje de Bruce Willis en la película Doce Monos (1995).

Ahora bien, estas distorsiones no son privativas de los políticos. Son características de cualquier ser humano, y se traducen en frecuentes contradicciones. En expresión de Eduardo Punset, el cerebro ignora lo que no es coherente con su modo de ver las cosas. Así la zorra de la fábula de Esopo (570-526 a.C.), pese a estar hambrienta, al no poder alcanzar las uvas se alejó diciendo: "aún no están maduras". Por eso, pese a que según el último barómetro del CIS de marzo, el 81,8% de los encuestados considera el desempleo como el primer problema, y un 79,5% estima mala o muy mala la coyuntura económica actual, solo el 16,4% está de acuerdo con elevar la edad de jubilación.

Claro, aunque Aristóteles (384-322 a.C.) decía que "la única verdad es la realidad", lo cierto es que cada uno la interpretamos de manera diferente. Quizá esto explique las 127.633 rupturas familiares que se produjeron en España en 2010 (3.050 más que en 2009) lo que supone una cada cuatro minutos. Otro ejemplo: la OCDE ha presentado este mes de abril su informe sobre reformas estructurales, y en el capítulo dedicado a España, considera insuficientes las reformas laborales y del sistema de pensiones. Así, considera que los acuerdos salariales no pueden ajustarse suficientemente a la situación específica de cada empresa, y recomienda suprimir las cláusulas sectoriales y facilitar la negociación en función de las condiciones particulares. Además, en materia de pensiones sugieren relacionar la edad de jubilación con las reales mejoras en la esperanza de vida y, por tanto, no contentarse con la meta de los 67 años. Por supuesto que todo esto contrasta con la posición defendida por los sindicatos mayoritarios que junto con los representantes empresariales siguen intentando consensuar la regulación de la negociación colectiva.

Sin duda, no es la primera vez, ni será la última en la que son diversos los enfoques en cuanto a cómo afrontar situaciones de crisis, porque nuestra percepción del mundo depende de cómo lo procesamos. Y esto lo hacemos de forma única e intransferible porque todos y cada uno de nosotros somos diferentes. Y además, no somos tan racionales como creemos. En 1988, el psicólogo Baars lanzó la Teoría del Espacio Global de Trabajo, según la cuál los procesos conscientes son los que aparecerían en un figurado escenario en el momento de encender los focos, mientras que los procesos inconscientes actuarían entre bastidores. El neurocientífico John Dylan Haynes nos advierte que la consciencia juega un papel limitado en la toma de decisiones, ya que diez segundos antes de que elijamos, el cerebro ha decidido sin que nos demos cuenta, y en ocasiones la decisión se relaciona con fenómenos y vivencias ligados con nuestro pasado, y con nuestra biología más instintiva. Así Kierkegaard (1813-1855) decía que vivimos la vida hacia delante, pero la entendemos hacia atrás. Y por eso nos resulta tan difícil superar situaciones en las que hay que vencer fuertes tendencias a hacer algo distinto, como por ejemplo hacer una dieta aunque tengamos sobrepeso, o levantarnos para ir a trabajar, en especial los lunes. Y no decidir también es una decisión.

Barry Schwarz, autor de La paradoja de la elección (2004) distingue dos tipologías de individuos: los maximizadores y los optimizadores. Los primeros no se conforman con algo bueno; quieren siempre lo mejor, cueste lo que cueste. Y lo que es muy importante: nunca están satisfechos con sus decisiones; deciden y al momento se arrepienten. Podíamos decir que tienen tendencia a bloquear y a quedar bloqueados. Junto a ellos encontramos a los optimizadores o satisfactores, personas con su propio criterio, que buscan y aunque quizá no siempre encuentren lo mejor, sí son capaces de distinguir lo que es suficientemente bueno, y eso les sirve y lo viven sin complejos.

"Si mezclas el puré de patatas con la salsa, después no se pueden separar, es para siempre. El humo sale del cigarrillo de papá, pero nunca vuelve a entrar. No podemos volver atrás, por eso cuesta elegir. Hay que tomar la decisión correcta. Mientras no elijas, todo sigue siendo posible". Esta es la reflexión de Nemo Nobody, interpretado por Jared Leto, protagonista del filme Las posibles vidas de Mr. Nobody (2009). Está claro que cada decisión que tomamos tiene un coste asociado, ya que elegir supone renunciar a otras opciones. Y esos sacrificios alteran nuestros sentimientos sobre las decisiones que tomamos, de modo que a veces aparece el arrepentimiento. No obstante, en opinión de Schwartz, generalmente uno se arrepiente de las decisiones adoptadas sobre hechos relativamente recientes en el tiempo; sin embargo respecto de los tiempos pasados, uno se suele arrepentir de las decisiones que no se tomaron. Por ello concluye que viviríamos mejor si rebajáramos las expectativas sobre el resultado de nuestras decisiones, o en palabras del estoico Epicteto (55-135), "no pretendas que las cosas ocurran como tú quieres; desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz".