Cada año, en el mes de febrero, el barrio del Palamó organiza una procesión cívica en recuerdo de los "mártires de la libertad". Es la conmemoración de un importante episodio de la historia de Alicante, que durante mucho tiempo había caído en el olvido, aunque en los últimos años parece que está siendo recuperado. Mi opinión es que los acontecimientos en torno a la rebelión comandada por Boné y el posterior fusilamiento de los militares liberales que le acompañaron, tiene un significado e importancia similar al famoso episodio de los fusilamientos de Torrijos y los liberales en Málaga, inmortalizado por el cuadro de Antonio Gisbert.

Los hechos que llevaron al fusilamiento de estos militares se produjeron en 1844 durante la regencia que ostentaba el general progresista Espartero, mientras la reina Isabel era menor de edad. El comandante Pantaleón Boné demandaba una serie de mejoras sociales y económicas frente al régimen autoritario de Espartero. Boné llegó desde Valencia a finales del mes de enero y junto a sus hombres y el apoyo de algunos oficiales de Alicante, se hizo con el control del castillo de Santa Bárbara.

La idea de este "pronunciamiento liberal" era extenderse después de su triunfo en Alicante, por el resto de la provincia. Boné capturó a varios prisioneros a los que encerró en el castillo: entre ellos se encontraba el alcalde Miguel Pascual de Bonanza, síndicos, regidores y otras autoridades civiles y militares de la ciudad. Mientras tanto, la población alicantina se lamentaba ante los reclutamientos forzosos de civiles y la requisa de alimentos para abastecer el castillo. Por su parte Espartero, viendo que triunfaba la rebelión, envió a un general de su confianza: Federico Roncali. Roncali se desplazó a Alicante instalando sus tropas en Villafranqueza, y sitiando la ciudad por tierra y mar.

A Roncali se unió el comandante general de Murcia Pardo. El 5 de febrero sus tropas se enfrentaron con algunos de los hombres de Boné, a la altura de los municipios de Elda y Petrer. Fueron detenidos varios de los oficiales más importantes de Boné. Boné se refugió en el castillo dispuesto a resistir. Sin embargo, Juan Martín "El Empecinado", famoso militar por su lucha en la Guerra de la Independencia y amigo de Boné, negoció la rendición de la ciudad. Finalmente las tropas de Espartero tomaron el control de Alicante.

Al amanecer del día 14 de febrero de 1844, los oficiales que habían sido capturados por el general Pardo, fueron fusilados en el cementerio de Villafranqueza (junto al Panteón de los Guijarro). Pocos días después, el 8 de marzo, Boné y los 23 oficiales que le acompañaban fueron fusilados en lo que entonces se conocía como el Malecón de Alicante.

Los "mártires de la libertad" fueron recordados durante algún tiempo en nuestra ciudad. A principios del siglo XX (concretamente el 8 de marzo de 1907), se instauró un monumento del escultor Vicente Bañuls en lo que hoy conocemos como Plaza de la Puerta del Mar. Desde entonces todos los años se celebraba en el puerto un acto público de homenaje a los "mártires de la libertad". Tras la Guerra Civil y con la dictadura del general Franco, la cosa no estaba como para recordar a militares liberales. El monumento de Bañuls, dañado por los efectos de la guerra, fue desmontado en 1941. En estos años, el Malecón de Alicante, que se conocía como Paseo de los Mártires de la Libertad, pasó a llamarse Explanada de España. Se dejó de recordar a los "mártires de la libertad" hasta que poco a poco y con la democracia su recuerdo se fue recuperando.

Quiero terminar este artículo con una propuesta que hago directamente al Ayuntamiento de Alicante y a su alcaldesa: que se incluya junto a los rótulos de "Explanada de España" (sin excluir este nombre), el de "Paseo de los Mártires de la Libertad". Creo que es un justo homenaje para nuestros antepasados defensores de la libertad. ¡Viva la libertad!