Llega un año más el Día de la Mujer (trabajadora), conmemorando ya el centenario de su conmemoración, al mismo tiempo que la Asociación a la que pertenecemos, Vida Libre, cumple 20 años de asistencia y tratamiento a los afectados por el juego de apuestas en Alicante. No son tiempos de celebraciones, pues seguimos descubriendo, por un lado, una realidad social y familiar que va dejando al descubierto la discriminación de la mujer y la lacra de esta violencia machista oculta, y, por otro, que el alcance de las campañas de sensibilización, información y actuación son todavía bastante tímidas.

Según los estudios epidemiológicos, en España, por cada dos hombres hay una mujer con trastorno de juego patológico. Esto significa que, de 1.200.000 personas que aproximadamente se encuentran afectadas por el juego, alrededor de 400.000 son mujeres. Las mujeres constituyen el 30 % del total de los ludópatas detectados, sin embargo, en los centros clínicos de tratamiento de la ludopatía las mujeres representan sólo el 10 %-15 % del total de los pacientes tratados (el 8% de las personas atendidas en Vida Libre en 2010). Aquí ya encontramos la primera discriminación: muchas son las que no llegan a tratamiento. Existe un estigma negativo sobre las mujeres que juegan, padeciendo una falta de entendimiento y de ayudas mucho mayor que en el caso del hombre. Para la sociedad, ellas se gastan el dinero de su casa, mientras que ellos se gastan lo que ganan, como un atenuante de las consecuencias del juego sobre su familia. Para ellas, enfrentarse a su situación es más difícil, debido a que sienten más culpa y vergüenza. Además, el rechazo de la pareja hacia la mujer jugadora es mucho más explícito que en el caso inverso, así como su falta de colaboración en el proceso terapéutico.

Pero las alarmantes circunstancias que exponemos no quedan ahí, ni mucho menos. Durante los últimos años hemos detectado indicios de malos tratos que sufren las mujeres afectadas por el juego de apuestas. Y cuando hablamos de afectadas, nos referimos tanto a las jugadoras como a las parejas de jugadores, que sufren la tensión, mentiras y manipulaciones del enfermo en toda su crudeza. Algunos estudios realizados en España (García y col, 1993) daban a conocer que eran frecuentes las discusiones con sus maridos, acompañadas de maltrato. Y el año pasado se publicó una investigación desde la universidad del País Vasco donde se exponía que el 70% de las jugadoras han sufrido o sufren violencia de pareja. Estos datos indican que la prevalencia de la violencia de género hacia las mujeres con ludopatía es considerablemente mayor que en la población normativa, con porcentajes del 9,6%- 12,4%, según las diferentes encuestas de población realizadas en España (Instituto de la Mujer, 1999, 2002, 2006). Ser mujer y tener un trastorno adictivo supone un doble factor de riesgo para la violencia de género.

Las mujeres jugadoras se enfrentan, pues, a un doble problema; el primero derivado de la propia enfermedad de la ludopatía y el segundo, la falta de respaldo del entorno familiar y, en la mayoría de los casos, del ataque, violencia y recriminación a las que se ven sometidas.

Como ya hemos comentado, la mayoría de las personas que acuden a tratamiento por juego patológico son hombres, casados o con pareja. En nuestro Centro (Vida Libre), al 75% de estos hombres les acompañan un familiar. De éstos, el 84% son mujeres. La mayoría son la pareja (62%) , o la madre (21%). Los familiares son los que más padecen las consecuencias del juego patológico. Este trastorno les acarrea problemas de pareja, como peleas, discusiones y separaciones temporales. Son, asimismo, frecuentes los síntomas psicopatológicos, como la ansiedad, depresión y quejas somáticas.

Si bien se está empezando a conocer el grado de violencia doméstica hacia las mujeres jugadoras, la que existe hacia las mujeres que conviven con los jugadores patológicos no ha sido objeto de estudio hasta el momento.

Es por esto que en este 2011 hemos iniciado un programa para intervenir en esta lacra social, comenzando con un estudio sobre la posible existencia de violencia domestica hacia las mujeres relacionadas con el juego patológico, tanto jugadoras como familiares (respaldado por el área de la Mujer de la Diputación de Alicante). Para ello, y dentro de la primera fase del estudio, se les pidió a las mujeres que acuden al centro que cumplimentaran el cuestionario desarrollado por el Instituto de la Mujer (2000). Los resultados preliminares confirman que las mujeres afectadas por el juego patológico propio o el de su pareja, hijos o padres, padecen mucha más violencia doméstica, física o psicológica, que la población general, y que dentro de este colectivo, las mujeres jugadoras son las más afectadas por ella. Entre las mujeres jugadoras encuestadas, de una media de edad de 52 años, el 66% han vivido situaciones de violencia domestica a lo largo de su vida y en el 60% de los casos el agresor era su pareja. En el caso de las mujeres familiares, de una media de edad de 51 años, el 43% habían vivido situaciones de violencia a lo largo de su vida, en el 33% de los casos el causante era la pareja, en el 22% , respectivamente, su padre y su hijo, jugadores patológicos.

Nuestros objetivos para el 2012 contemplan poder adecuar, por un lado, el tratamiento terapéutico para mujeres jugadoras y familiares partiendo de este perfil diferencial y por otro poder lanzar una eficaz campaña de sensibilización para reducir, sino erradicar, esta silenciada tragedia, de la que todos somos un poco responsables cada vez que, como ejemplo de la misma, nos reiteramos en la imagen de la señora, con el carrito de la compra, absorta en la máquina tragaperras, sin preocuparnos por lo que sucederá de puertas para adentro cuando regrese a su casa.