La denominada «Plataforma 10 minutos», que reivindica más plantillas de médicos para poder atender a cada paciente como se debe en las consultas de atención primaria, no sólo está logrando un parón en la actividad sanitaria durante sus jornadas de protesta sino que, además, ha conseguido que se pongan de su lado y les apoyen buena parte de los enfermos. Algunos de ellos se han expresado en términos rotundos al decir que, ese día, preferían aguantar los efectos colaterales de sus achaques o enfermedades y no recoger recetas con tal de lograr los mismos objetivos que piden los médicos: que se les atienda diez minutos, qué menos, cuando acuden a la consulta. Es más, hasta el mismísimo conseller de Sanidad, Rafael Blasco , sorprendió a los galenos con unas declaraciones en las que dijo que considera «bastante lógicas» sus reivindicaciones. Pero, claro, tras este inesperado apoyo vino la andanada política y el máximo responsable de la Sanidad comunitaria aprovechó para responsabilizar al Gobierno central de los males que padece este colectivo. Y habló de la deuda pendiente, de «numerus clausus» y de que Madrid da la espalda al problema. Sin embargo, ese mismo día se supo que al menos nueve comunidades, algunas de ellas gobernadas por el Partido Popular, ya han alcanzado acuerdos con el Gobierno central y con ello han evitado los paros que, de nuevo, se anuncian para mayo. Si no hay entendimiento, los médicos de familia pararán y volverán a pedir un mínimo de diez minutos para atender a cada enfermo y así, entre otras cosas, poder hacerle sin atosigamiento las tres preguntas que ya recomendaba el médico griego Hipócrates hace más de dos mil años: ¿Qué le pasa ¿Desde cuándo le sucede ¿A qué lo achaca Y, después, diagnosticar y recetar.