Corría el año 1994 cuando Ángel Luna, a la sazón alcalde de Alicante, consigue sacar adelante la propuesta de municipalización del Estadio Rico Pérez, sin la oposición del PP, definitivo salvavidas para la conversión del Hércules en Sociedad Anónima Deportiva. Y todo hay que decirlo, salió a pesar de las corrientes en contra del propio partido socialista, que al final, con cara avinagrada, se avino a la decisión personal del alcalde, que tuvo la osadía de un político de raza, no pensar a corto, sino poner en positivo el futuro que tal postura iba a representar para los intereses de la ciudad, a pesar de que corrían tiempos de crisis. Y ahí se pusieron a trabajar dos personas codo a codo en silencio: una de izquierdas, María Angeles Palmer, miembro de honor de la sede herculana en el más allá, y otro de derechas, Juan Alameda Pastor, que lograron en un tiempo récord que los antiguos acreedores del Hércules, Hacienda, Seguridad Social, y una larga lista de embargos, nos facilitaran la etiqueta de personas de buena conducta y así poder entrar por la puerta grande en la Liga de Fútbol Profesional. Aquí se terminó la conducta no beligerante de los partidos políticos del Ayuntamiento de Alicante.

Continúo narrando la historia. Ascendimos a Primera División en la temporada 1995/1996, donde el que esto escribe, militante de izquierdas, consejero delegado del Hércules aquella temporada, casé por conveniencia con un reconocido empresario de derechas, Aniceto Benito, y tuvimos un hijo de Primera, síntoma de que la política se juega en otras camas más paganas. Luego entró Antena 3 en el accionariado, que por cierto, nos trajo los peores fichajes y entrenador de la historia, eso sí, cobrando sustanciosas comisiones, y el ascensor nos llevó de retorno a la Segunda División; lo malo es que no era estación término, sino que aún seguimos bajando, y entramos en un túnel negro en ambas direcciones. En ese momento, otro alcalde, en esta ocasión de derechas, Luis Díaz Alperi, sensible ante la delicadísima situación del Hércules que corría el peligro de incluir viajar a Tercera División, movió ficha y consiguió convencer a un antifutbolero para que comprara las acciones del Hércules. De ese modo entró Enrique Ortiz en la vida de nuestro club, capítulo éste distinto del que estamos leyendo, y que otro día les regalaré de forma amena.

La travesía del desierto ha sido larga y dura, sin maná, costosísima por la impericia de los rectores del club. Pronto los especialistas en el tocomocho futbolero se apercibieron al instante de que aquí había un buen cliente y en 'plan buitre' se abalanzaron sobre las paupérrimas arcas del club, periódicamente rellenadas por Ortiz para su disgusto y le sacaron hasta la camisa. Eso sí, como no hay mal que cien años dure, al final parece que han pasado el examen del decálogo del fútbol con la marca de " excelente" en la cosecha de este año.

Y en esa travesía del desierto el estadio deja de ser municipal para retornar al Hércules. ¿Digo Hércules? Mentira, no volvió al Hércules sino a una sociedad participada por el dueño del club en una maniobra (evito el adjetivo de zafia) a la que el PSOE no se opuso con el rigor que hubiera sido necesario. Y ello por las siguientes razones: Primero, porque el precio de retorno fue inferior al debido, perjudicando a las arcas municipales, y segundo, porque se permitió que pasara la propiedad a otra entidad distinta del Hércules, con la complicidad del Ayuntamiento, perjudicando los legítimos intereses de la Seguridad Social y la Hacienda Pública. Si censurables fueron las decisiones de quién regía el Ayuntamiento, tanto más lo fueron quiénes desde la oposición dejaron correr un tupido velo de frivolidad y "laissez faire".

Y ya puestos sobre el apoyo del PSOE al club de su ciudad, ¿saben cuántos concejales acompañaron al equipo en su desplazamiento a Irún? Pues eso, justo los que están pensando, y a buen seguro que la alcaldesa, que sí estuvo, hubiera mediado sin dudarlo para facilitarles el desplazamiento.

Y llegamos a la semana negra. Lunes: El PSOE apoya el proyecto de construcción del nuevo estadio y la remodelación de toda la zona deportiva anexa. Martes: Da comienzo la "operación Brugal". Miércoles: El PSOE deja en suspenso el acuerdo de dos días antes. Viernes: El Hércules recomienda a los concejales socialistas que ni se acerquen por el Rico Pérez (¡anda que también estuvieron finos!).

Pregunto: En primer lugar, cuando el lunes de aquella semana el portavoz de la oposición, el universitario Moreno daba su visto bueno a la operación, sería porque entendía que era bueno para los intereses del Hércules y de la ciudad, no? Y ahora pregunto, que es lo que ha cambiado de lunes a miércoles, es que acaso han descubierto algún 'pero' a la operación? Claro que sí, que a algún cenutrio/a se le ha ocurrido que quedaban en una equívoca situación al haber dado el visto bueno dos días antes, y claro está, la política se alza por encima de los intereses colectivos de una ciudad para subordinarse a los partidistas comenzando el aquelarre.

He dejado transcurrir varios días antes de escribir estas líneas pensando que después de las decisiones en caliente y de haberse pasado cuatro calles, se era capaz de rectificar separando las actuaciones judiciales, que seguirán su curso, de los intereses de la ciudad que deben proteger en su papel opositor, pero veo que no. ¿Es que acaso las cabezas pensantes del PSOE local todavía no se han dado cuenta de que pretender jugar de forma partidista en torno a unos colores sólo acarrea separatismos y nula comprensión por parte de una sociedad que lo único que percibe es la estulticia de sus erráticos movimientos? Con los símbolos no se juega. Cuando van a aprender que el Hércules está por encima de la mediocridad de lo cotidiano, que los actuales rectores del club mañana no estarán y serán historia, y la única historia que quedará es la del Chepa, sus colores blanquiazules y las leyendas de sus más de 90 años peleando.

Cerca está todavía en la mente de todos los españoles el éxito conseguido en torno a la roja, catalizadora de sueños e ilusiones. ¿Es acaso tan complicado trasladar a nuestro microcosmos local la odisea surafricana? Ni les cuento los sectores económicos que sueñan con un Hércules estable en Primera -taxis, alquiler de automóviles, transportes públicos y privados de larga-media distancia ( Elche, Albacete y Murcia ya no están ), restauración, hostelería, consumo de carburantes, marketing, publicidad, venta de periódicos....-

Anda chicas/os, reflexionar un poco, que apoyar al Hércules no es incompatible con la legítima crítica política, pero sin mezclarlo, intentad echar una mano estando unidos, porque si no es así, me temo que la mano muchos nos la van a echar al cuello en las próximas elecciones a la alcaldía.