La palabra, el logos, el verbo. Habla el pueblo, cuando le dejan, y sus sonidos suelen encerrar honda carga de buen sentido. Hablan los representantes del pueblo y, de lo prometido y ofrecido en las ansias electorales, más bien poco, ya que, una vez tomado el poder, les entran las ansia prohibitivas, las novedades legislativas no figurantes en los programas primitivos, siempre tan atractivos, al menos para los devotos confesos, y a prohibir tocan. Con el tic de prohibir, señal de mando en plaza, los hay que disfrutan como si de un porrete de madrugada de botellón se tratara. Entonces, nunca es tarde, va el pueblo y habla. Es su ley, la de la sinceridad sin sectarismo interesado.

Habla un nutrido sector del pueblo catalán, aficionado a los toros, en Barcelona, en su formidable plaza monumental. Esa plaza que inauguró nada menos que JoselitoEl Gallo, allá por el segundo decenio del pasado siglo. Esa plaza donde las gentes han gritado "libertad, libertad" en solicitud de su derecho a seguir disfrutando de la maravilla del toreo. Esa plaza que, a mayor abundamiento, asistió almanzanarazoque regaló el diestro alicantino. Diestro, valga el inciso, que se halla en un momento formidable de torera seguridad en su arte. Dicen los enemigos catalanes del toreo que una votación decidirá el futuro de la fiesta en Barcelona, último reducto del toreo en Cataluña. Plaza que llegó a ser la primera del universo taurino mundial. Ley de respeto a gustos y aficiones se precisa. Por consideración a la palabra del pueblo. Por convivencia en la diferencia.

Con vocación de ley moral al menos, esa declaración de principios que el taurinismo de Alicante ciudad hace llegar a su Ayuntamiento. Jorge Villar ya adelantó el meollo de la cívica demanda para que se tenga en cuenta el deteriorado presente de la torera fiesta. Ante todo, no estará de más reiterarlo, la caída en picado de la categoría del ganado, tanto en presentación como en el casi unicastismo, lo que supone monotonía sin remedio. Sin soslayar el hecho visible de la presentación, del buen trapío. No se olvide, historia contable es, que Alicante fue considerada como plaza donde se lidió el toro de mejor nota. Demostrado ha quedado, se concluye acertadamente en la declaración, que acumular festejos en junio conduce al hastío por excesiva rutina y se ve conveniente, de lógico sentido, llenar la temporada y no dejar tantos meses en blanco. Club Taurino, Peña Pacorro, Amigos de Nimes, Puerta Grande y Peña Eugenio Pérez firman. Palabra de pueblo. Escúchese. Dialogar es conveniente. Alicante. Julio.