Ciertamente en estas tierras nuestras no pasa un día sin que nos sorprenda un nuevo caso de corrupción, presunta por supuesto, del PP. Y por si fuera poco quien le da el nombre (de "Gürtel" a "Brugal") contribuye al ruido mediático de la noticia, por lo llamativo de los nombres elegidos. Pero, al hilo de esta realidad, hagamos determinadas reflexiones.

Empecemos por la "Gürtel". La verdad es que, desde las filas del PSPV, hace tiempo que no encontrábamos una labor tan eficaz como la que está llevando a cabo el portavoz parlamentario Ángel Luna en ese capítulo que involucra a diversos miembros de la Generalitat, especialmente a su presidente. Semana tras semana, aunque no siempre se refleje en los medios de comunicación, Luna acorrala dialécticamente a Camps que terminará, si es que no lo ha hecho ya, refugiándose en Cotino como un niño necesita su osito de peluche para poder conciliar el sueño. Y bien es cierto que Cotino parece sacar tajada de ello.

Pero la verdad es que la desmoralización de Camps, y con él buena parte del gobierno valenciano (diríamos que su totalidad excepción hecha de quienes se están preparando para sucederle) es evidente, con los resultados bien sabidos, especialmente y de forma más que preocupante, la paralización de la acción del gobierno. ¡Cuánto dinero deben estar ganando psicólogos y fabricantes de antidepresivos! Algunos de entre las filas del PP, diputados incluidos, reconocen soto voce que los repasos que Luna propina a Camps semana tras semana, son de los de marcar época. Y ello evidentemente tiene que tener sus consecuencias; que el PP se encuentra desmoralizado, por mucho que Camps multiplique su sonrisa Profidén, es evidente, y que esa desmoralización se debería trasladar al electorado parecería de lo más normal.

Y sin haber terminado los ecos (y a la espera de decisiones judiciales que tendrán evidentes consecuencias) de ese affaire, viene a saltar un nuevo caso, denominado de forma llamativa como "Brugal", que viene a involucrar a los más que enemigos mortales (según dijo Adenauer) de los involucrados en la "Gürtel". Y hay quien se piensa que algo tienen que ver en ello estos últimos, con independencia de que puede resultar llamativo que la contundencia del PSPV sea menor en el caso "Brugal" que en el "Gürtel".

En estas circunstancias nos encontramos, siempre presuntamente, con un partido desmoralizado y en cuyo interior los cuchillos vuelan en demanda de "vendetta" o, si se quiere, al grito de guerra. Pero esa circunstancia no parece afectar a quienes se encuentran en tan lamentable situación, no parecen beneficiar las expectativas del partido de la oposición. Y habría que preguntarse porqué.

Y la respuesta a tal pregunta es bien sencilla: una labor de oposición exclusivamente basada en los presuntos actos de corrupción que están siendo cada vez más explícitos no es suficiente, y las experiencias de lo ocurrido en Castellón con Carlos Fabra debería resultar más que aleccionador. Es necesario denunciar las corrupciones pero con eso no basta. Es necesario que los ciudadanos perciban que la alternativa resulta creíble para que el desgaste de los casos de corrupción pase factura a quien gobierna. Es cierto que eso es peligroso porque el hecho de que los ciudadanos no castiguen electoralmente a los corruptos o a los sospechosos de corrupción permite que se instale en el imaginario colectivo una sensación de que todo vale, o bien, como de forma patética formuló el inefable Fabra, se puede transmitir que los ciudadanos absuelven lo que los jueces condenan. Los casos de corrupción que afectaron el PSOE tardaron en causar mella en las intenciones electorales, pero se debió fundamentalmente a la falta de credibilidad de lo que enfrente había. ¿Está ocurriendo precisamente eso mismo en la Comunidad Valenciana? Mucho nos tememos que sí.

Y reflexionemos sobre esos extremos, invitando precisamente a que los responsables políticos de la oposición, que deseamos fervientemente triunfe para que se dé carpetazo a este mundo en el que todo vale en el que se ha convertido nuestra Comunidad, reflexionen y, en la medida de lo posible, corrijan el rumbo. No disminuyendo en la intensidad de lo que están haciendo bien, esto es la denuncia de la corrupción y el acorralamiento al Consell, sino completándolo con alternativas creíbles y atractivas para los ciudadanos. ¿Se está haciendo eso? Mucho nos tememos que no.

Vayamos a los ejemplos. Recientemente hemos tenido referencias indirectas a la elaboración de un programa económico del PSPV que, según alguno de los pocos que se lo han leído, no está del todo mal. Es cierto que hay quien ha intervenido en el mismo que tiene solvencia y credibilidad aunque si tenemos en cuenta que algunos de los que dicen tener que aportar ideas son los que son, no nos extraña que algún medio de comunicación lo haya tomado a chanza y befa. Y es que hay alguno que difícilmente puede aportar ideas si, como decía Machado, tiene instalado "el vacío del Mundo en la oquedad de su cabeza".

Y ello por no hablar de las cajas de ahorro. La sensación que tenemos muchos de los que formamos este grupo variado y heterogéneo que es El Tabalet, es que, como en el cómic de Charlie Brown, la dirección de los socialistas valencianos ha tomado en este veinte decisiones y todas mal. Por no decir contradictorias. Se ha producido un cambio radical en el panorama financiero valenciano (y alicantino, por supuesto) sin que la dirección socialista haya adoptado una postura seria y coherente. Y no sólo es que no haya habido una postura coherente: es que ni tan siquiera ha habido una postura, por no hablar de que no haya habido una postura única, e incluso en las circunstancias actuales hay quien intenta resucitar la abortada fusión CAM/Bancaja, ¡desde la oposición!

Y si queremos descender a temas más locales, podríamos hablar del Puerto de Alicante donde se están tomando decisiones trascendentales que afectan a buena parte de los ciudadanos sin que se pueda apreciar un mensaje firme y coherente por parte de la oposición. O con el Rico Pérez, del que cada día hay un cambio de opinión mientras que la alcaldesa, haciendo gala de la más despreciable demagogia transmite a la ciudadanía que los problemas del Hércules están ocasionados por los socialistas. Y así en tantas cosasÉ.

Y con todo eso ¿aún nos extrañamos que, aun con la "Gürtel" y la "Brugal", las encuestas sean las que son? Y es que, como dijo Bertrand Rusell, cuando no hay rumbo, nunca el viento es favorable. Pero, aunque todavía haya tiempo de corregir, el tiempo se va acabando.

¥Forman parte del colectivo El Tabalet, entre otros, Tomás Barber, Rafael García e Isabel Fernández.