El jueves de la semana pasada, los Gavilanes de Antena 3 se fueron para tomar impulso en su segunda temporada. La cosa está clara, pero los guionistas creen que nadie lo sabe y por eso lían la trama, confÍemos en que no tanto como la patochada de El internado, en donde hemos visto el color de los calzoncillos y de los sujetadores de los jovencitos de ese pastelazo. Pero a guión traspuesto, Arena Mix repuesto. Y como suponemos que el año pasado sacaron a todos los barrigones, desdentados, a la morsa que se zampaba a manotazos la tortilla de patatas del táper, al borrachín que iba dando tumbos, al macarra que hacía gimnasia al atronador ritmo del casete de gasolinera, este año se pone internacional y nos lleva a Cancún, a la Rivera Maya, es decir, veremos más tangas y culos apretados, pero aquello también está lleno de barrigones y morsas.

Por su parte, La 1 también estrenó el jueves de la semana pasada Los Tudor, serie que arrastra los más elogiosos comentarios. El protagonista, Jonathan Rhys Meyers, que se pone en la vida de Enrique VIII, no enseña el torso en la playa, pero le pasa como a los nenes de El internado, que como lo manda el guión, el chico se quita el camisón varias veces por capítulo, unas porque cuando va a ejercer sus labores de esposo con Catalina de Aragón ésta se encuentra fervorosa en sus píos rezos, y otras porque, con el calentón, a ver cómo no solazarse con alguna dama principal de la corte que se abre de patas a la orden de ya. El monarca fue cruel, desvergonzado, un picha brava que la serie sobre el convulso XVI recoge con realismo. Entonces no existía Arena Mix, pero en la corte ni lo notaban. A ver esta noche quién gana, el culo del rey o el del pueblo.