Aestas bajuras del siglo XXI las reliquias deberían haber caído en desuso y desprestigio. Los fanáticos religiosos que quieren probar su autenticidad por medios científicos lo más que alcanzan es que la ciencia todavía no puede probar fehacientemente su falsedad. En muchas de ellas no se distingue la reverencia de la irreverencia. Por razón de uso social alguien debería correr un tupido velo sobre el santo prepucio. La exhibición en museos de esos objetos, como fruto del fraude, el comercio y el arte material de la Edad Media, bastan para mantener el turismo religioso y su interés. También son representaciones claras de una forma de creer de tiempos supersticiosos cuando se pensaba que los restos de los santos protegían y ayudaban a su poseedor.

La reliquia y el comercio son inseparables hoy, cuando los santos, mártires y apóstoles han sido sustituidos por estrellas del pop. "Fan" es abreviatura de fanático. La muerte de Michael Jackson hace un año desplegó toda la religiosidad pop imaginable, desde los altarillos de velas e imágenes a las peregrinaciones a Neverland. La reliquia más cara fue el guante que llevaba el artista cuando mostró por primera vez su paso de baile moonwalk. El director de la casa de subastas neoyorquina lo describió como "El Santo Grial" de Michael Jackson. 235.000 euros pagó por eso un empresario de Hong-Kong, que ha logrado más en publicidad boba, incluida esta mención, y esperará venderlo por más dinero en unos años.

Se han pagado 36.624 euros por tres radiografías de la caja torácica de Marilyn Monroe en una subasta en Las Vegas (Nevada). Son las imágenes menos carnales del pecho de la actriz. ¿Esa caja torácica irá a una caja fuerte o al hall de un eminente radiólogo? ¿Para qué rayos puede querer alguien sano esa imagen diagnóstica de rayos X? Nunca se deja la Edad Media.