El pasado jueves saltó la noticia sobre la denegación del permiso a un funcionario del Ayuntamiento de Pozuelo del permiso para asistir con su mujer a las clases de preparación al parto.

Nuestra sociedad ha avanzado considerablemente sobre la corresponsabilidad de los varones en la crianza de los hijos; sin embargo parece que todavía no sabemos cómo se extiende esta corresponsabilidad en el embarazo y en el parto: ¿cuál es nuestro papel como hombres-padres?, ¿cuáles son nuestras aportaciones específicas?, ¿qué debemos hacer?, ¿cómo podemos estar?

Es obvio que el embarazo no es equidistante, el embarazo ocurre en la mujer, pero es vivido a tres bandas: mamá-nuevo ser y papá. Obviar el coprotagonismo del padre durante la gestación y el parto, es una triste continuación de un patético patriarcado, es un mal comienzo de una nueva vida, es "más de lo mismo", es cerrar, una vez más, la oportunidad de que con cada bebé, se alumbre un mundo nuevo.

Quizás la palabra igualdad en el embarazo y el parto pueda dar lugar a equívocos, a fantasías grotescas y a chistes fáciles. No es igualdad en la fisiología es igualdad en la corresponsabilidad, es entender que, hasta ahora todo embarazo requiere de la participación de un hombre y una mujer, que el feto no se alimenta sólo a través de la placenta, que se nutre también de la comunicación y del afecto materno y paterno, que el embarazo y el parto no es un procedimiento médico sino una experiencia familiar fundacional, intensamente humana, profundamente emocional y también, espero no escandalizar a nadie, íntimamente sexual.

A pesar de ello, parece que muchos varones andan perdidos sin encontrar su sitio en el embarazo y parto y también muchas mujeres se ven decepcionadas por no encontrar varones que estén a la altura de sus expectativas.

Todavía falta tradición en este campo, falta educación, faltan marcos jurídicos, falta una toma de conciencia más lúcida sobre aquello en la que los hombres y mujeres somos inexcusablemente iguales y aquello en lo que podemos complementarnos.

La legislación, que se ha esmerado en reconocer derechos a los padres tras el nacimiento del bebé, parece que ha sido incapaz de reconocer que la paternidad antecede al parto. No existe ni una sola norma, da lo mismo el partido que haya legislado, que reconozca derechos laborales a los varones durante la gestación de sus hijos. La decisión del Ayuntamiento de Pozuelo, por lamentable que pueda parecer, se ajusta tristemente a la legislación vigente. A efectos legales, durante el embarazo, el padre no existe.

Esta situación debe cambiar y va a hacerlo por el bien de los varones, por el bien de las mujeres, por el bien de nuestros hijos... El embarazo y el parto también es nuestro, ¡que no nos lo roben!