Yo envié a mis naves a luchar contra los hombres, no contra los elementos", parece que dijo Felipe II en 1588 tras el fracaso de la aventura de la armada invencible en su intento de conquistar Inglaterra para la corona española. Recuerdo a mi profesor de Historia contarnos aspectos de la batalla que nos permitían imaginar a las naves españolas destrozadas por las enormes olas que azotaban el atlántico. Quizá para captar nuestro interés nos dijo una frase a la que en aquel momento no le presté mayor interés pero que he recordado muchas veces: "si España hubiese conseguido desembarcar sus tropas en las costas inglesas es muy posible que ahora el idioma de referencia fuera el español". En aquellos años yo distaba mucho de preocuparme que el inglés fuese la lengua casi oficial en todo el mundo, ya que apenas había abandonado mi ciudad y mucho menos había salido de España, por lo que no pensaba que esto fuera de gran importancia para mi vida futura.

Cada vez que por motivos de trabajo u ocio he abandonado España, y salvo las excepciones de los países de Latinoamérica, inevitablemente he recordado aquellas palabras de mi profesor al darme cuenta de la importancia de saber comunicarse adecuadamente en inglés. En muchos países, sobre todo en aquellos cuyo idioma no es hablado por una gran cantidad de gente como puedan ser los países del norte de Europa, es un aspecto que ya ni se pone en duda. Para estos países el inglés es una especie de segunda lengua oficial y en su aprendizaje no sólo intervienen las escuelas y universidades sino medios públicos como la televisión que emite frecuentemente películas en idioma original y en todo caso subtituladas al idioma nativo.

En España creemos ser conscientes de la importancia del inglés, más aún en una Comunidad eminentemente turística como la nuestra, pero quizá no hemos sido lo suficientemente pragmáticos o valientes para hacer una apuesta seria para que nuestros hijos tengan las necesarias habilidades en dicho idioma.

En mi época de estudiante recibí inglés, junto con una treintena de compañeros, en tres cursos de la EGB, cuatro cursos del BUP y COU, para finalmente recibir dos cursos adicionales de inglés en la Universidad. Era todavía una época en la que podías elegir entre francés e inglés pero ya se vislumbraba que el idioma hablado en los Estados Unidos era el que iba a marcar la pauta. Creo que en esos nueve años de recibir inglés, obtuve unos conocimientos básicos de gramática que me permitieron leer y entender casi cualquier texto en inglés. No obstante, el escuchar a gente hablando en inglés se limitó a algunas frases por parte del profesor y a los increíbles magnetófonos que dichos profesores solían llevar bajo al brazo o a rastras en función del tamaño del mismo. Para finalizar, apenas pude hablar en inglés en aquellos años, más que la lectura de algún pequeño fragmento de texto.

Quizá el modelo no era el más adecuado, ya que en cierta forma se intentaba transmitir las habilidades para utilizar un idioma como se hacía con los conocimientos matemáticos o de historia. La solución dada en la actualidad para paliar nuestra deficiente formación en inglés ha sido ampliar el número de años de docencia en inglés. Así, se ha conseguido que desde que los jóvenes entren en la guardería tengan su ración semanal de inglés, así como se sepan la inevitable canción en dicho idioma. Creo que sólo falta que un político presente en su campaña que los ginecólogos van a decir unas pequeñas palabras en inglés mediante un micrófono al feto en pleno proceso de gestación.

En el mundo actual, y más con la crisis que padecemos, el saber utilizar un segundo idioma tan universal como es el inglés, sin desmerecer a otros como chino, alemán o francés permite mejorar las expectativas laborales. Sé que nuestros gobernantes piensan lo mismo pero es necesario un cambio de mentalidad, que en algún caso puede parecer políticamente incorrecto, para que se tomen medidas que faciliten el aprendizaje de segundas lenguas. Un idioma sólo se aprende utilizándolo. En ese uso pueden apoyar mucho los medios de comunicación, así como, obviamente escuelas y universidades.

Me ha parecido muy oportuna las acciones tomadas por muchas universidades, entre ellas las dos de la provincia, de asegurar un nivel de conocimientos de inglés de todos sus graduados, así como la apuesta de la Conselleria de Educación de impulsar grupos en los que se utilice el inglés como medio de comunicación en algunas asignaturas dentro de los grupos de alto rendimiento. Otros programas como el Erasmus ha permitido a muchos estudiantes no sólo el dominio de otro idioma sino el conocimiento de otra cultura.

Pero ojo, no debemos olvidar la lengua castellana, porque de eso uno también se da cuenta cuando sale al extranjero, y es que el inglés es muy importante, pero debido a la presencia de españoles y latinoamericanos en todos los lugares, el español es un idioma de indudable interés para el resto del mundo, a veces creo que más que para nosotros.

Sin olvidar esto, creo que la batalla del inglés no se perdió en las frías aguas del Atlántico en 1588 o en otros momentos de la historia, sino que la podemos perder o ganar hoy y los días venideros.