Carles Puyol entró a rematar el gol que dio el pase a la final con la fe del kamikaze, al modo racial a lo que tantas veces se recurre. Fue el tanto del catalán que hizo reflexionar a quienes en Madrid han urdido campañas contra el cava. El miércoles lo bebieron en honor de Carles. El tanto no fue improvisado, sino que fue producto de la petición hecha al seleccionador, Vicente del Bosque, para que autorizara hacer la jugada tal y como la habían hecho con el Barcelona. España está en la final al modo culé.El juego del equipo español nos puede llevar a discutir sobre el huevo y la gallina. La selección se proclamó campeona de Europa de la mano de Luis Aragonés con el juego del tiqui-taca y el Barça ganó seis títulos en un mismo año con el mismo sistema. La selección campeona se nutrió de futbolistas azulgrana que aportaron sus maneras. Las mamadas en La Masía.

La finalista en el Mundial mantiene su propio estilo, el que ha sido alabado en todo el mundo futbolístico, pero no dista un ápice del que practica el campeón catalán.La selección nacional está compuesta por jugadores de diversas comunidades españolas, pero el adeene predominante es el que aportan los catalanes y los no catalanes aunque amamantados también en La Masía como Iniesta y Pedro. Sentir La Roja ha sido durante años una discusión sociológica en la que, inequívocamente, se han mezclado conceptos ideológicos. Las distintas sensibilidades -ahora se usa esta palabra para que sea políticamente correcto como hace años se hablaba del regionalismos bien entendido- han hecho creer que era imposible unir la querencia hacia la selección y las victorias lo han desmentido. Vistas las audiencias televisivas del partido contra Alemania las diferencias no han sido demasiado sustantivas aunque han existido. Donde más dudas se han mantenido siempre, Catalunya y País Vasco, la selección también ha contagiado entusiasmos populares. Los vascos le tienen ahora menos apego porque no juegan los Venancio, Zarra, Panizo y Gainza, pongamos por caso. Entonces se hablaba de fútbol racial y parecía exclusivo de la cantera de Euskadi. Ahora, no queda otro remedio que reconocer que el fútbol que practica la selección tiene que ver con el sentimiento tradicional de Catalunya que hasta para bailar lo hace tomándose de las manos. España no ha impuesto una manera sino que se ha servido del Barça, de su juego solidario, de la conjunción entre líneas. Si Del Bosque prescindiera de Xavi e Iniesta, todo se manifestaría diferente. No sería posible que lo interpretaran otros de la misma manera. La espina dorsal del Barça y la selección son la misma. La excepción es el portero. Los centrales son Puyol y Piqué y la batuta del equipo nacional es la misma que la barcelonista. Es ahí donde reside el espejo en el que se miran los artistas. Por mucho que se quiera matizar el ambiente de la selección, es inevitable contrastar que su espíritu está mediatizado por los jugadores azulgrana. Piqué, Puyol, Xavi, Busquets, Iniesta y Pedro, más de la mitad del equipo, pusieron a España en la final. Ellos, en el campo, se intuyen y buscan crear la plasticidad que adorna a su equipo. Negar la decisiva influencia barcelonista sería estúpido. Nada mejor para que en Catalunya se sienta este triunfo como propio. Como culé. Salvo excepciones, que las hay, es fácil oír que "son de los nuestros".