Sí, son las madres. Como sospechábamos, las madres de quienes se muestran en Españoles en el mundo son las culpables de todo. Las que se ponen en contacto con el equipo de producción del programa vendiendo las grandezas de sus retoños. Las que cuentan a los redactores las excelencias del currículo de sus hijos, su carácter emprendedor, las actividades a las que se dedican. Las que les convencen para que se dejen grabar por los reporteros.

Lo explicó una entusiasmada Carmen Domínguez, la directora del programa, en los Cursos de Verano de la Complutense.

Explicó lo fácil que es hacer la preproducción del programa gracias a las madres. Lo que justifica, también, el carácter amable de muchos de los intervinientes, que participan en el programa por dar una alegría a esas madres. De ahí que lo que se muestre sea un tanto idílico. Para que mi madre vea que como bien, que trabajo bien, que vivo bien.

Carmen Domínguez destacó el enorme grado de compromiso social en el que se implican muchos de los seleccionados en el programa. Sobre todo los que están adscritos a numerosas ONG´s. El hecho de que en las entrevistas, en lugar de hablar de estas cuestiones, primen ciertos tópicos (la gente siempre dice echar de menos la comida de su tierra, el jamón y la cerveza), obedece precisamente al concurso de las madres.

De no ser por darles un gustazo a ellas, de no haber provenido la invitación a través de su mediación, muchos de estos hijos habrían declinado participar en el programa. Una vez dicen sí, convierten estos diez minutos de gloria en un particular homenaje a las madres. Y si hay nietos de por medio, tampoco puede faltar el plano en el que éstos muestren sus destrezas. Todo es poco para hacer felices a sus progenitoras.