No sólo un juez de Getafe considera necesario interrogar a los inmigrantes que quieren acceder a la nacionalidad española preguntando si saben qué pasó en la transición de 1868, sobre los poetas y pintores más sobresalientes de tal o cual época, quién es Nadal o cómo se hace una tortilla de patatas (¿con cebolla o sin cebolla?). En otras ciudades de España hay jueces que se dedican a negar la nacionalidad española apelando caprichosamente a preguntas que la inmensa mayoría de los españoles no podrían responder acertadamente. Denegada la nacionalidad es complejo volver a solicitarla y los jueces en esa posible segunda oportunidad pueden hacer otras preguntas sin atenerse a ningún temario, preguntando lo que se les ocurra. Un tema para Kafka.

Se dice que así se hace en otros países. No es cierto. En otros países se pregunta sobre la Constitución, sobre la organización y funcionamiento del Estado, el conocimiento del idioma, y el inmigrante tiene derecho a recibir previamente un temario. En España, en cambio, hay exámenes en los cuales el examinado puede ser preguntado sobre los Reyes Godos, las capitales de los virreynatos en América en 1775 o cómo se hace una paella, un gazpacho o un marmitako, sin proporcionar un temario previo ni ninguna otra información orientativa.

Hablando de la Constitución, que a todas y todos nos protege y establece las obligaciones, se tenga la nacionalidad que sea, lo que está sucediendo en algunos juzgados, ¿es constitucional? Las crisis alimentan la xenofobia, es una oportunidad para discriminar, para humillar al más débil. Según La Caixa, la media de 3,2 puntos de crecimiento en nuestro PIB en la década 1995-2005, y el incremento de la renta anual en 623 euros por habitante en los últimos años, se debe a los inmigrantes, a los impuestos que aportan, a su fuerza de trabajo. Según el Banco de España, la contribución de los inmigrantes al aumento de la producción por habitante en el periodo de 2001-2005 ha supuesto el 25% del total (Manuel Barrientos Villazón, El País, 27-06-2010). Pero ahora lo importante es que reciten la lista de los Reyes Godos y en perfecto castellano.

En estas circunstancias, en Cataluña y en precampaña electoral, algunos partidos políticos se enteran que algunas mujeres -muy pocas por cierto- usan el burka, o en un instituto de Madrid descubren que algunas jóvenes llevan el pañuelo islámico (si les prohíben el pañuelo se podrían poner pelucas como las diputadas musulmanas en Turquía).

Las crisis impulsan la solidaridad pero también los más oscuros y mezquinos sentimientos. Con tantas personas sin trabajo -y mirando a los inmigrantes- se coincidió en pronosticar que se cometerían más delitos. Pues no: las infracciones penales bajaron en un 4,2% en 2009, según la Fiscalía.

Y ahora resulta que para algunos conspicuos representantes de la derecha francesa su selección perdió bochornosamente en Sudáfrica porque muchos de sus jugadores son hijos de inmigrantes: "no sienten los colores", "sus corazones no laten por Francia". Cuando hacían goles eran el orgullo de la República Francesa y los elogios eran desmedidos.

Sabe usted cuándo y por qué los Reyes Católicos expulsaron a los judíos? o ¿conoce la causa que originó la expulsión de los moriscos? Quizá esas preguntas no se hagan. No sería oportuno preguntar a los inmigrantes sobre antiguas expulsiones... o quizás sí. Más de un juez puede estar inspirado por el inquisidor espíritu del cardenal Cisneros y más de una jueza puede tener la tentación de jugar a Isabel la Católica.

¥ Firman también este artículo Diana Andreea Sumánaru. (coordinadora de programas de la Asociación AFAS) y Zohier Draïoui (coordinador de programas de inmigración).