Desde que el partido en el Gobierno, y no digo socialista porque no lo es, le dio por reconocer la existencia de la crisis, algunas opciones políticas, empresariales y grupos de presión amparados por multitud de medios de comunicación, clamaban por la convocatoria de una huelga general. Son los mismos que nunca hubieran permitido a sus empleados hacer huelga, quieren que la convoquen pero que la hagan los demás.

Una vez convocada la huelga general para el 29 de septiembre, parece que se haya desatado una campaña intensiva contra la credibilidad de los sindicatos. Con mucha virulencia en algunos medios de comunicación, mintiendo abiertamente y sin pudor en las nuevas televisiones, esas que no ve nadie pero todo el mundo comenta, pero también en otros medios considerados progresistas, se ve que le hemos pisado el Zapato-ero.

Las organizaciones sindicales dieron una muestra de responsabilidad durante el periodo donde casi nada cambió y le llaman transición, al pactar una ley de huelga que además de regular los plazos y la convocatoria garantiza a los ciudadanos unos servicios mínimos en aquellos servicios públicos considerados de interés general. De este modo, las urgencias médicas o la seguridad se garanticen en las jornadas de huelga. En otros países donde los sindicatos no tuvieron que demostrar su talante democrático como en Francia o Italia no existe ninguna ley de huelga.

Sin embargo, lo que nunca se pactó es que fuese el mismo organismo al que se le convoca la huelga el que dicte los servicios mínimos, o máximos según le pique. De este modo, poco a poco, el derecho de huelga reconocido en la Constitución se está vulnerando reiteradamente tanto por los empresarios que despiden si secundas la huelga como por la Administración que dicta unos servicios que no tienen nada de mínimos y desvirtúan en consecuencia la protesta laboral.

Si la Conselleria de Trabajo dicta un 60% de servicios en el transporte de autobuses, el comité lo considera abusivo, lo recurre pero lo respeta. Al año de finalizada la huelga, el tribunal reconoce lo abusivo de los servicios mínimos, pero el daño a los huelguistas que han tenido que hacer más días ya está hecho. Pero si al día siguiente se convoca otra huelga en el mismo sector, Trabajo no tiene ningún escrúpulo en poner los mismos servicios mínimos o más en la siguiente huelga. Así ocurre en el transporte, en sanidad, en enseñanza o en una huelga general, donde es a quien le haces la huelga quien te dice cuántos son los mínimos, y si los incumples eres un kale borroka.

El Ministerio de Trabajo o la Conselleria deberían garantizar el trabajo todos los días, y no mostrar su gran preocupación los días de huelga, ya que cuando se convoca un paro no es por capricho, es por un bloqueo de la Administración o de la empresa, y no hay que culpabilizar al comité de huelga que, por cierto, le descuentan la huelga todos los días, aunque les corresponda descanso o vacaciones.

Las organizaciones sindicales en el Estado español no se caracterizan por la intransigencia y la beligerancia, solamente cuando se está acorralado y con poco o nada que perder la clase trabajadora enseña los dientes y aprieta los puños. Los trabajadores y trabajadoras del Metro de Madrid nos están dando una lección de lucha, hablando claro en las asambleas, aunque a algunos les pueda parecer soez, y decidiendo de manera democrática y responsable las acciones a seguir.

Se está criminalizando el derecho de huelga, se cuestiona a las organizaciones sindicales y se reprimen los movimientos alternativos, seguramente será porque en el Estado español hoy día son la única oposición a los dictámenes del fondo monetario internacional, de la Unión Europea o de la OCDE, que son los que nos gobiernan.

Todos hemos aprendido lo que es el capitalismo jugando al monopoly, donde los que más casas tenían y compraban bancos casi nunca acababan en la cárcel. Con el inicio de la crisis decían que iban a refundar el capitalismo, pero después de dos años de sufrimiento, parece que lo único que hemos conseguido es cerrar la fabrica del monopoly. Los que han especulado con la vivienda y nos roban con los bancos quieren seguir dando las lecciones de por donde salir del atolladero en el que nos metieron.

El día 29 de septiembre está convocada una huelga general, ese día se tiene que garantizar el derecho a la huelga, y lo haremos con los piquetes que el sindicato considere necesarios, el derecho al trabajo lo deben garantizar el resto de días.