Luis Aragonés hizo una pequeña revolución en la selección con el fin de conseguir, solidaridad entre los jugadores antes de hablar del buen fútbol. Tras vivir los tensos días del Mundial de Alemania Aragonés jugó a hermanar a los futbolistas. La consecuencia ha sido que entre ellos no hay querellas y el caso tal vez más sorprendente, ha sido el modo en que los jugadores catalanes han hablado de Iker Casillas tras el partido con Paraguay.

Para Piqué, Puyol, Xavi, Cesc y Valdés, el guardameta del Madrid es más que un monstruo o un crack como suelen decir las gentes del fútbol. Poco menos que ha sido divinizado. En alguno medio madrileño se le bautizó tiempo atrás como El Santo y ciertamente obró auténticos milagros. Es más, sin él, el Madrid de las distintas galaxias habría perdido muchos partidos.

Había dudas respecto al papel de Víctor Valdés. Se temía que tuviera deseos de titularidad y se pensaba que al menor fallo de Casillas surgiría la querella. Se dijo que Iker no andaba tan fino como otra veces, y lo pareció, y tuvo que llegar el partido con Paraguay para que en el momento preciso surgiera su como salvador. Detuvo el penalti y tuvo la generosidad de decir que había sido Pepe Reina, nacido en La Masía, quien le había advertido de cómo lanzaba las faltas máximas el paraguayo Cardozo. Valdés dijo que Iker había demostrado su gran categoría. "Ha tenido una actuación muy buena" - añadió- "y ha sido fundamental en la victoria".

España estaba al borde de la eliminación cuando detuvo el penalti y la celebración fue unánime.

Piqué, catalán, barcelonista y como sus compañeros de equipo, adversario durante los campeonatos nacionales dijo: "Pensé que acababa de bajar la virgen y que había parado el penalti" Para Cesc no fue un santo, sino algo más: "Este tío es un dios para el fútbol español". Xavi, a quien se considera el jefe, el hombre que dicta las normas en el juego, quien conduce al equipo hacia el marco contrario, no se adjudicó la jefatura que se le supone tantas veces. De Casillas dijo: "Es el líder de este equipo. Los demás le seguimos".

Las manifestaciones de los jugadores catalanes -también opinó en sentido igual el barcelonista Iniesta- tal vez sirvan para que en la meseta los partidarios de la bronca se abstengan. No gusta que haya tantos catalanes en el equipo y al penalti de Piqué ya le han querido sacar punta. Han llegado a decir que no desea el triunfo de España porque cuando suena el himno agacha la cabeza. En el 82 ya estuvieron en el punto de mira los vascos. Ahora podría tocar el anticatalanismo.

Probablemente, la selección española tiene más audiencia que nunca. El hecho de que haya tantos catalanes, Capdevila también lo es, ha aumentado el fervor que en otros tiempos despertaron Ramallets, Parra, los Gonzalvo y Basora. La selección actual, además de tener efecto balsámico sobra la crisis económica, ha servido para que en toda España ya no suene a herejía que se llame Sergi a Busquets, Xavi a Hernández, Carles a Puyol, Gerard a Piqué y Joan a Capdevila. Rafael Nadal no es manacorense, sino manacorí. La España del deporte es un lujo.