Ni aún marcándole esta noche el gol decisivo a Alemania, como ya hiciera en Viena en 2008, se librará Fernando Torres de ser el centro de la polémica más fogosa que ha envuelto a España en el Campeonato. La tenaz persistencia de Vicente del Bosque en contar con El Niño, acarrea consecuencias que van más allá del simple empeño del técnico en utilizar, nada menos que el Mundial, para que el delantero del Liverpool se ponga en forma óptima, estado que vendrá a alcanzar cuando el torneo esté finiquitado.

Nos quedamos con la insana curiosidad de saber cómo habrían reaccionado los mismos que ahora aplauden la tozudez de VdB, si los elegidos para rehabilitarse durante el torneo hubieran sido, por ejemplo, Cazorla o Senna, que también salían de largas lesiones. Aunque podemos imaginarles poniendo el grito en el cielo. Siempre atentos a arrimar el ascua a su sardina, ahora atribuyen al delantero madrileño gran parte del mérito de los goles que viene marcando David Villa. ¿Y Fernando Llorente? ¿No habría desarrollado esa misma labor de desgaste de los centrales contrarios, o incluso más fecunda para el equipo, estando como está en plenitud de facultades?. Del Bosque, que es todo un caballero, no ha podido resistirse al influjo de la crítica madrileña y ha tenido que transigir con El Niño de sus ojos -los de sus avalistas mediáticos, me refiero-.

Ello ha comportado, forzosamente, un cambio en el perfil táctico español. Esta selección no es la de Austria porque jugando con dos puntas, ha tenido que recurrir al doble pivote. Menos dotada en el centro del campo, VdB ha tenido que protegerla. Y esa descompensación se ha notado en la cocina, que era ese lugar en el que los grandes chefs españoles asombraron en la Eurocopa, con su exquisito fútbol. Ahora, entre que los rivales se los tienen muy estudiado y le han plantado muros impenetrables de cemento armado y que la guinda de FT está siendo muy sosa, España sufre. Y esta noche, ante Alemania, las pasará canutas, sino es capaz de recuperar y desarrollar el juego que la encumbró. Con Niño, o sin él.