La "Roja" camina de nuevo hacia la meta que conseguimos hace dos años cuando nos proclamamos campeones de Europa. Un camino que, sin embargo, se ha realizado esta vez con mucho sufrimiento y sin la superioridad que se presumía en un principio. Quizás ahora los rivales ya nos conocen más y saben que si se encierran atrás e intentan impedir la continuidad en el pase de los españoles siempre tendrán su oportunidad a lo largo de unos minutos que se pueden hacer eternos para los nuestros si comprueban que ante equipos inferiores a nosotros nos cuesta una enormidad hacer un gol. Así pasó con Suiza (que hasta nos ganó), Honduras, Chile, Portugal y Paraguay. Rivales todos ellos en teoría más flojos, pero que no nos dejaron jugar y pretendieron aburrirnos a costa de estar encima del pase, presionarnos los 90 minutos y buscar un contragolpe para asustarnos. Sin embargo, es sabido que siempre provoca más desgaste perseguir el balón que estar haciéndolo circular, y esto es lo que les ha pasado a los rivales y, en concreto, a Portugal y Paraguay, ya que es imposible mantener esa tensión de estar encima del pase todo el partido y los nuestros siempre están más frescos al final.

Pero la situación cambia ahora radicalmente porque tenemos enfrente a Alemania. Un equipo que nos va a atacar permanentemente, porque los campeones no saben jugar a defender. Aunque sepan que al equipo contrario, como el nuestro, les perjudica que se encierren en la portería rival. Y en este contexto es lógico que Del Bosque vaya a apostar por Torres ante Alemania. Porque el niño ya ha demostrado en el Atlético, Liverpool y selección que a su juego le beneficia que el rival ataque y poder tener campo para correr y ganar en velocidad al rival. Hasta ahora hubiera sido mejor contar más con Llorente o Cesc, pero ante los alemanes Torres es una necesidad, porque estarán pendientes de él y abrirá el campo para que Villa, Xavi e Iniesta tengan más metros para nuestro juego.

Por último, señalar que los errores que se han producido en el arbitraje abren la necesidad de legitimar el uso de la comprobación del vídeo en jugadas dudosas. La explicación es clara. Vimos en el partido Argentina-México que el linier se dio cuenta en la repetición del videomarcador que el gol de Tévez había sido en fuera de juego. Se lo dice al árbitro y este le contesta que le da igual. Que si no lo vieron en el juego directo no lo dan ahora aunque "sepan que el gol es ilegal", lo que tiene un nombre en la profesionalidad de quien tiene que resolver y lo hace mal a sabiendas. Lo mismo ocurre con Inglaterra y el gol de Lampard que entró medio metro, viéndolo todo el mundo, o el increíble penalti a Cesc cuando Xabi Alonso falla la repetición del que hicieron a Villa. La conclusión es clara. No debe darle miedo a los responsables del fútbol que los árbitros se detengan 30 segundos, -que es lo que se tarda en comprobarlo-, para ver cuál es la respuesta correcta para resolver una jugada producida con la rapidez con la que se desarrolla este deporte y en el que a veces no es fácil verlo todo con la tensión, ruidos y demás incomodidades que existen en el terreno para tomar decisiones difíciles en un segundo. En la NBA ya se ha empezado a hacerlo al final de los partidos, pero seguimos pensando que quienes están en contra del uso de tecnologías que nos permiten resolver rápido, y además acertar, van a seguir permitiendo que se cometan injusticias deportivas en todos los deportes. Es inexplicable, por ello, que teniendo la solución técnica para resolver problemas los responsables de toda índole sigan con la venda puesta. ¿Alguien lo entiende? ¿Es preferible mantener dudas cuando se tienen soluciones? Inexplicable. Mientras tanto, Forza para "La Roja".