Mañana entra en vigor la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo. Una ley que, entre otras cosas, evita que la libre decisión de las mujeres sobre la continuación o no de su embarazo sea considerada, como hasta ahora, un delito. ¿Significa eso que a partir de mañana las mujeres acudirán masivamente a interrumpir sus embarazos como quien acude a las rebajas? Permítanme que lo dude, porque un aborto no es un capricho ni plato de gusto. Lo que significa es que se acabará con la hipocresía de un sistema encubierto de aborto libre que obligaba a las mujeres a aceptar que, de no hacerlo, sufrirían graves transtornos psíquicos. Este supuesto, bajo el que se practican hasta ahora más del 90% de las interrupciones de embarazos, constituía una humillación para las mujeres y un permanente estado de inseguridad jurídica. Este teatro se acabó, al menos de momento. Porque les recuerdo que las diputadas y los diputados del PP, con Trillo a la cabeza, presentaron un recurso de inconstitucionalidad en los últimos días del plazo legalmente establecido de tres meses a partir de la publicación de la ley. También solicitaban como medida cautelar la suspensión de la entrada en vigor de la ley. El 30 de junio, en pleno fragor por la sentencia del Estatut catalán, el Tribunal Constitucional admitió a trámite el recurso y, al mismo tiempo, dio un plazo de tres días al Gobierno, al Congreso y al Senado para presentar alegaciones a la petición de suspensión cautelar. Y no lo entiendo, en serio que no lo entiendo. El artículo 30 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional establece que la admisión de un recurso de inconstitucionalidad "no suspenderá la vigencia ni la aplicación de la Ley", con la única excepción de los recursos interpuestos por el presidente del Gobierno contra las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las Comunidades Autónomas. ¿A qué viene entonces todo este teatro de la solicitud de suspensión cautelar de la ley? ¿Qué pretende el PP solicitando tal medida si no es la de alimentar la polémica en torno a la interrupción voluntaria del embarazo? No sé lo que les durará el tema en la agenda mediática, pero estoy segura de que aprovecharán la menor ocasión para meter ruido. Tiempo no les va a faltar porque la sentencia del TC puede tardar, como pueden suponer varios años (lo contrario sería muy, pero que muy sospechoso). Hasta entonces el camino de la libertad de las mujeres se presenta, a partir de mañana, con menos obstáculos que los que hoy existen.