Un día más y seguimos sufriendo la primera gran epidemia del tercer milenio, la llamada crisis mundial. Aunque en España parece que ha causado más estragos que en otros países, sobre todo en lo que respecta al empleo.

No hay sector que no se haya visto afectado por el desvanecimiento económico y el aumento del paro, pero especialmente el denominado "sector del ladrillo". La época de bonanza y, en ocasiones abusos, en la que todo se daba por válido, ha dado paso a otra de sequía y penumbra. No hay más que preguntar en alguna oficina al azar de cualquier empresa promotora de España para constatar que se han congelado futuros proyectos y que no se inician grandes promociones desde principios de 2008. A finales de ese mismo año veía, con enorme preocupación, cómo muchos de mis compañeros y compañeras de profesión, y del sector en general, iban engrosando las listas del INEM.

Pero, como dice el refrán, "no hay mal que por bien no venga". La profesionalización del sector se está convirtiendo en la nueva garantía de éxito para cuando vengan tiempos mejores. Sí, hablo de tiempos mejores, porque antes o después llegarán, aunque sea con menor intensidad, no le quede a nadie la menor duda.

Ante la resignación por la falta de nuevos puestos de trabajo, muchos profesionales -con acertadísimo criterio-, han destinado su tiempo a mejorar su formación. Y una gran mayoría de los que hemos mantenido nuestro puesto, también. Varios son los motivos para no dejar de hacerlo.

Por ejemplo, por ley, en 2012 no podrán trabajar en una obra aquellos que no posean la tarjeta profesional de la construcción. Esta práctica, se aplicará a todos los oficios y empresas. Además, los diplomados y licenciados estamos obligados a adaptarnos a las nuevas necesidades, código técnico de la edificación, nuevos títulos de grado universitario y una especialización exigida por las empresas para lograr un puesto de trabajo.

Una de las especialidades novedosas en nuestro territorio y que comienza a demandar tanto el sector privado como el público es la gestión integrada de proyecto. Gracias a su capacidad de organización, esta forma de trabajar, que no título honorífico, garantiza al menos planificación, control y calidad en los proyectos, además de capacidad para el trabajo en equipo. En España, pocos colegios profesionales ofertan máster project manager en edificación y urbanismo, cabe destacar el del Colegio de Aparejadores de Barcelona. En Alicante, nuestra Universidad, pionera en adaptarse a la nueva estructura de estudios según los acuerdos de Bolonia, oferta el máster en gestión de la edificación desde hace varios años.

En definitiva, el mundo inmobiliario ha sido muy criticado, en la mayoría de ocasiones con razón, hasta la fecha. Los empresarios ahora tienen que optimizar recursos y contratar a los más preparados para no cometer los errores del pasado. Los empleados de 2010 ya están mejor formados que nunca y el futuro demanda más formación, si cabe. La profesionalización del sector está en marcha. De él mismo depende que se haga realidad.