Se celebra el 29 de junio,la fiesta de San Pedro y San Pablo. Estos santos son el fundamento del Vaticano. Evangelizaron la ciudad de Roma en tiempos del emperador Nerón, y aquí sufrieron el martirio. Sus cuerpos reposan, uno en el Vaticano, y el otro en la Vía Ostiense de Roma. Esta fiesta religiosa afecta, sobre todo, al Sumo Pontífice, como sucesor de San Pedro. Con este motivo es oportuno recordar la enorme actividad apostólica del Papa. Benedicto XVI, que en estos momentos sufre un proceso de acusaciones por parte de algún medio de comunicación. Lo primero que cabe reseñar es la gran personalidad teológica de Joseph Ratzinger. En los años previos al Pontificado fue uno de los teólogos alemanes más importantes de nuestro tiempo, como lo acreditan sus publicaciones. Esta gran talla intelectual la ha conservado en su Pontificado. Pueden leerse: su libro "Jesús de Nazaret" y sus tres encíclicas "Deus caritas est", (Dios es Amor), "Spe salvi" (Salvados en esperanza), "Caritas in veritate" (La Caridad en la verdad). Pero este carácter intelectual sobresaliente del Papa no ha disminuido ni ha afectado a su intensa actividad apostólica. Así lo acreditan sus 13 viajes apostólicos fuera de Italia y los 18 dentro de Italia. Todos recordamos su reciente viaje a Portugal, y últimamente a Chipre. Este mismo año tiene previstos cuatro fuera de Italia (entre ellos el de España para el 6 y 7 de noviembre), y otros cuatro en Italia. En el contexto del cariño y de la sintonía del Papa con las comunidades cristianas que visita, quiero resaltar el mutuo afecto y aprecio entre los jóvenes y el Papa. Es suficiente recordar su viaje a Sydney (Australia), donde presidió la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, y anunció que la próxima sería en Madrid en 2011. Hay que destacar también los contactos religiosos del Papa con otras Confesiones y Religiones no cristianas, como el encuentro del Papa con la Comunidad Musulmana de Camerún (África), con los judíos en las sinagogas de Colonia, Nueva York, Tierra Santa y las de Roma. También han sido frecuentes los contactos con los luteranos en la Iglesia Evangélica de Roma. Este Papa no se atemoriza de reconocer y de corregir los fallos de nuestras comunidades católicas, como lo acredita su Carta Apostólica a los católicos de Irlanda. En resumen, es un Papa de una gran personalidad apostólica y humana. Demos gracias a Dios.