LUNES

Morir de amor

Los sindicatos han anunciado con un deje de resignación la huelga general para finales de septiembre. Esta convocatoria a tres meses vista tiene el inconveniente de que, si las magnitudes económicas continúan deslomándose a la velocidad actual, nadie notará quién se ha unido a la huelga y quién no tenía otra cosa que hacer. En cuanto al deje de resignación, se explica por esa terca esperanza con que los antiguos enamorados aspiran a recuperar el afecto del otro. No cabe duda de que la convocatoria rompe el idilio de vino y rosas entre sindicatos y Gobierno, aunque nos haya costado a los contribuyentes lo que la pedida de mano del Aga-Khan. A los sindicatos siempre les ha tentado organizar zafarranchos si gobierna la derecha, como la huelga general de hace unos años por una reforma laboral liliputiense en comparación a la de ahora; en cambio, convocarla contra un Gobierno de izquierdas parece tan antinatural como esos reportajes de National Geographic en que la madre devora a las crías.

MARTES

Lo heróico

No tengo muy clara la diferencia entre el miedo y el instinto de supervivencia. Cuando comenzaba la batalla con las filas de infantes situadas frente a las del enemigo, todas tendían a girar hacia la izquierda ya que el soldado instintivamente se resguardaba tras el compañero situado a su derecha. No era miedo. Miedo es lo que honestamente ha reconocido un novillero mejicano que se negó a torear un morlaco. "He comprendido que me faltan atributos", declaró con otros términos testiculares mientras era esposado en el burladero. Hace doscientos años, el almirante Nelson sentenció que las medidas más atrevidas siempre son las más seguras, pero para mantener tanta entereza es preciso llamarse Nelson y haber perdido medio cuerpo sobre cubierta. Naturalmente, siempre cabe la posibilidad de quedar gloriosamente paralizado o no poder contener el pánico de un caballo que rompe a galopar en dirección al enemigo. Quiero decir que esto pretendía ser una parábola macroeconómica, pero admito haberme extraviado.

MIÉRCOLES

Dueto para bombo y vuvuzelas

Hoy publica el director de un diario deportivo una columna que podría haber firmado Joseph Goebbels en el cumpleaños del Führer. Reproduzco fielmente su tesis: treinta y una selecciones nacionales han viajado a Sudáfrica para hacerle el pasillo a "La Roja". Esto ha sido por la mañana. Ahora son las ocho de la tarde y "La Roja" se ha desteñido por culpa de once suizos que en realidad no son tales, sino un grupo de cascos azules reclutado en los cinco continentes cuyo traumatólogo más efusivo se apellida, cómo no, Senderos. Dice Xavi que Suiza le ha recordado al Inter de Mourinho. Pretendía ningunear a los rivales, pero hay dos hechos irrefutables: el Inter de Mourinho eliminó al Barcelona y Suiza nos ha empujado a, siendo responsablemente eufóricos, enfrentarnos a Brasil en octavos de final. El tiki-taka ha pasado a ser el tic-tac con espoleta chilena y tiene su candonga que la mejor noticia del día sea la reforma laboral. Hay legislaturas que las carga el diablo.

JUEVES

El fotoshot

Me cuesta visualizar 250.000 millones de euros, que es según la prensa alemana el importe de los primeros auxilios que precisamos. Por cierto, al portavoz de Moncloa también debe de resultarle difícil y llamó al director de "El Economista" para rogarle en lenguaje cuartelero que omitiera mencionar una cifra tan ominosa. Bien mirado, se trata de una minucia si la comparamos con los 600.000 millones que deben nuestras entidades financieras. Tengo un amigo aficionado al blanqueo de capitales que saludó la llegada del euro porque ahora podría expatriar en un calcetín lo que en pesetas ocupaba un juego completo de maletas. Pero ni siquiera mi amigo concibe una sima de 600.000 millones y esto acrecienta mi admiración por nuestros actuales gestores atiborrados de ansiolíticos y pendientes de Angela Merkel. La buena mujer dio ayer un capotazo de apoyo al Gobierno que recordaba esos quites salvadores frente a un Mihura malintencionado. Ole.

VIERNES

Sin novedad

Hay varios motivos por los que se habla poco de la reforma laboral. Desde luego, la existencia del plan de rescate para España es uno de ellos. Hablar de "plan de rescate" provoca resonancias trágicas, aunque probablemente se ajusta con pulcritud a la coyuntura hispánica. Incluso un economista jocosamente tétrico ha señalado que España debe declararse en quiebra antes de que lo hagan por nosotros Francia y Alemania. Otro motivo incuestionable es que se ha aprobado un texto que delega en los tribunales el coste del despido y va a ser tramitado como ley para que los nacionalistas catalanes se corresponsabilicen de la criatura. Muy sagazmente, el Gobierno ha comprendido que ofrecer la cara en solitario para que te abofeteen es un hábito poco saludable. El PP, flamante partido obrero, intentará desmarcarse con la misma pericia que Villa anteayer y el resultado malquistará a los predispuestos a enfurruñarse, es decir, a todos.