El planeta entero pende del apocalipsis económico de España y de su apoteosis deportiva. Somos el centro del Universo, a nadie debe extrañarle que polarizar tanta atención nos provoque la incomodidad de estrenar un frac. Nos centraremos en la actividad más seria de las citadas, porque hoy empieza la mitad del Mundial.

El titular no azuza un reprensible alarde patriótico, sino que constata el poderío adjudicado a la selección de Del Bosque por una publicación medularmente antiespañola, L'Equipe. La biblia del deporte confeccionó en vísperas del Mundial "El once de las grandes stars". Pues bien, en la alineación del rotativo francés figuran hasta tres jugadores de España. En concreto, Casillas, Puyol -"con su juego rudo y técnico a la vez"- y Xavi -"recicla toda la basura"-. A este trío se le debe sumar Pedro -"pequeño de estatura, grande de talento"-, encajado en "El once de las futuras stars".

Si un periódico hostil admite que el Suiza-España concentra la mitad del talento mundialista, aunque sea unilateralmente, la importancia del choque desborda fronteras y el Campeonato alcanza su punto de ebullición. Escogemos deliberadamente el pronóstico de un medio francés, porque la empalagosa prensa española se ha convertido en la principal amenaza para las ambiciones de su selección. Cada vez es más difícil distinguir a los periodistas de los porteadores de equipajes de las estrellas. Cuánto nos queda por aprender de Inglaterra -tres titulares en el once de L'Equipe, el casanova Terry, Lampard y Rooney-, con un escepticismo asesino desde la primera jornada.

"Otro español", anota desesperado el periódico francés cuando se hacen interminables los aportes de "una selección que da miedo". Hemos hurtado sigilosamente que el once ideal se redondea con tres jugadores más de la Liga, Alves, Messi y Ronaldo. De este modo, únicamente los barcelonistas más pacientes aprenderán que L'Equipe sitúa a cuatro barcelonistas entre los once mejores por anticipado. En el resto del Grupo H, sólo el chileno Alexis Sánchez obtiene plaza de reserva de las promesas. Da idea de la dureza de los rivales de España, un país acuciado por la falta de liquidez económica y consolado por la solidez futbolística. En el mercado de futuros, al menos.