La reestructuración que se ha llevado a cabo en la cúpula de la Federación de Industrias del Calzado Español (FICE), delegando su presidente ejecutivo, Rafael Calvo, parte de sus funciones en el hasta ahora director comercial, Javier García Lillo, es el inicio de un proceso, tranquilo y bien calculado, para la definitiva marcha de Calvo de la patronal del calzado.

Rafael Calvo, deja a un hombre de su entera confianza, García Lillo, al frente de la nave de FICE hasta diciembre de 2011, que es la fecha prevista por el ahora máximo dirigente de la patronal zapatera para dejar el cargo. Tendrá ya 67 años y habrá pasado más de treinta trabajando en defensa de las empresas de un sector que ha sido vapuleado por no se sabe cuantas crisis, pero que, así y todo, sigue vivo. Calvo lo ha dejado claro en algunas de sus últimas declaraciones: "Somos menos, pero más fuertes y sólidos".

Además, la fecha de diciembre de 2011 no está puesta al azar. Rafael Calvo se ha caracterizado siempre por ser un hombre muy calculador y dejar poco a la improvisación. Cuando él deje la presidencia de la patronal es de suponer que esta crisis que nos azota habrá acabado, al menos la virulencia con la que ahora la estamos viviendo. Hablamos de 2012 y del inicio de una nueva etapa en FICE en la que las asociaciones de calzado locales, entre ellas la de Elche, Elda y Villena, decidirán si quieren seguir funcionando con un presidente ejecutivo con plena dedicación al sector o prefieren otra fórmula. Con Calvo, un abogado y funcionario del cuerpo superior de la Administración del Estado, la figura del presidente ejecutivo ha funcionado. Habrá caído mejor o peor; habrán gustado más o menos sus métodos, pero lo cierto es que su participación en cualquier organismo de corte empresarial le ha dado, porque no decirlo, más prestigio a esa entidad. Ahí está el claro ejemplo de su actual papel en la Cámara de Comercio de Alicante, desde donde el presidente de FICE piensa que puede defender y apoyar más aún al sector al que lleva vinculado desde 1978, cuando entró a trabajar como asesor.

El futuro. En esta etapa de transición en la patronal del calzado hay que estar atento a lo que ocurra en las asociaciones locales. Hasta ahora Rafael Calvo lo había controlado prácticamente todo y en ninguna asociación se decidía nada si no contaba con su visto bueno. Así se ha asumido y así se ha hecho. Y si en algún momento hubo dudas o se pudo cuestionar alguna decisión, Calvo siempre lo dejó claro dejando caer el mensaje de "el que quiera y esté dispuesto que coja la batuta".

En su etapa como presidente de la Confederación Europea del Calzado (CEC), Rafael Calvo no cambió su modo de actuar. Por eso, frente a otros presidentes de patronales por todos conocidos, Calvo se ha ganado, incluso, el respeto de los sindicatos y los políticos. Algo que no suele ser habitual. "En este edificio que es el sector del calzado yo también ha puesto muchos ladrillos y no tengo intención de que se caiga, sino de que se mantenga y crezca", decía ayer.