¿Por qué una huelga del sector público y una movilización general? Quiero empezar hablando de crisis financiera porque la actual crisis económica que estamos padeciendo en España está provocada ante todas las cosas por el crack financiero de grandes grupos bancarios americanos como Fannie Mae, Lehman Brothers, Merril Lynch y el Ameribank Inc., etcétera. Este descarrilamiento financiero arrastra a la banca española y europea y cajas de ahorro. Ante esto, nuestros vecinos europeos exigieron a sus bancos que limpiaran sus cuentas y que si lo hacían, los desfases, serían cubiertos con dinero público a cambio de presencia del Estado en esos bancos y de una remuneración; todo ello como condición para no generar un problema de funcionamiento al conjunto de sus economías.

Por desgracia, en España los "nuestros" se apuntaron a que no necesitaban ayuda, para a continuación cerrar sus grifos de crédito hacia el común de los mortales y así paralizaron el país, cayendo la recaudación impositiva y disparándose el gasto social y ahí sí entraron nuestros bancos a comprar deuda pública gracias a los fondos del BCE, naturalmente remunerada al alza, pasando de ser deudores del Estado como los demás vecinos a acreedores del mismo, todo ello sobre los cuerpos de la ciudadanía.

A esta manera de hacer de la banca, añadimos en España la alta vulnerabilidad del tejido productivo español basado en la construcción y servicios, donde el tipo de empleo generado se caracteriza por el uso intensivo de mano de obra y escaso valor añadido, con niveles formativos de baja cualificación y una alta concentración laboral en esos sectores. En este escenario se han destruido miles de empleos en Alicante, han cerrado pequeñas y medianas empresas alicantinas, el número de personas en Alicante sin prestación son unas 66.589. Y en ese escenario se plantea como primera salida a la crisis la reforma laboral. Y hablan de las viejas recetas como abaratar el despido, reducir cotizaciones empresariales y por supuesto atacar el ámbito de la negociación colectiva poniendo en bandeja de plata a las empresas el descuelgue del convenio para aplicar las condiciones de trabajo que decidan los empleadores, sin tener en cuenta la participación de los trabajadores y trabajadoras que somos los dueños de nuestra fuerza de trabajo. Y en todo esto, ¿qué medidas gubernamentales se han propuesto para que los que provocan esta crisis la asuman de manera responsable?: recortes salariales y sociales.

Los que están pagando esta crisis son los parados y los hombres y mujeres que quieren vivir con dignidad. Por ejemplo, algunas pequeñas cosas: ¿alguien ha visto que las entidades financieras flexibilicen los créditos hipotecarios? No. Aquí lo que se plantea es que se recorten los salarios de los empleados públicos, que se suspendan la revalorización de las pensiones, que se endurezca el acceso a la jubilación parcial (la edad del último trabajador de la construcción fallecido en accidente laboral hace unas dos semanas tenía 62 años), que desaparezca la retroactividad en las ayudas de la ley de atención a la dependencia, que se vuelva a reducir la inversión pública de nuevo, una vez más en más de seis mil millones de euros, y además rebajar la aportación a la cooperación al desarrollo que nos guste más o menos significa devolver a los paises empobrecidos lo que durante años les hemos expoliado para que salgan de la pobreza. ¿Alguien se pregunta por qué hay dinero para financiar a la banca y no para aumentar las inversiones públicas en el tejido productivo para crear empleo de calidad? ¿Alguien se pregunta por qué se privatizan los servicios públicos con los sobrecostes y despilfarro económico que muchos de ellos conllevan en esa privatización en vez de fortalecer el sector público que es la base del Estado de Bienestar?

El mundo al revés. ¿Tenemos que seguir creyendo que no hay manera de subvertir este engranaje económico y político para que los millones de españoles y españolas vivan de una manera digna? No en nombre de CC OO, hay otras maneras de hacer, de pensar el mundo, de exigir responsabilidades, de repartir los costes. Es necesario una sociedad que exija a sus gobiernos que gobiernen para las personas, que cuando hablen de reducir el gasto piensen de verdad en aumentar ingresos, de acciones de gobierno que luche contra la corrupción, contra el despilfarro en la gestión, que aplique una política fiscal justa y equilibrada, que combata la economía sumergida, que pare la especulación y el enriquecimiento desbordado e inmoral de muchos.